lunes, 2 de diciembre de 2013

Mucho mas que amigos - Epilogo

La boda se celebró un mes después, ya que ni ella ni Carlos querían esperar más. ¡Habían esperado demasiado ya!
Termino de arreglarse y miro a su dama de honor, que estaba increíble. Laura había pasado de secretaria sosa a belleza despampanante. Estaba deseando ver la reacción de Rafa al verla.
El muy cabezón se había traído a una supuesta amiga, y sabía que Laura sufría por ello, aunque lo intentaba disimular.

- Ya verás Laura, ese se va a quedar pasmado cuando te vea.

- ¿De verdad que no estoy haciendo el ridículo?

- Pero chica, ¿tú te has mirado al espejo? ¡Estas buenísima! Tienes suerte de que estoy más que segura del amor que me tiene Carlos que si no, ¡no dejaría que se acercara a ti! Estas preciosa. Confía en mí. Además, Alex estará contigo, te caerá bien, ya lo veras.

- Gracias Sandra. ¡No se cómo agradecértelo!

- No te preocupes. Anda, avisa a mi padre. Tengo que casarme antes de que Carlos se canse de esperar en el altar.


La ceremonia fue breve e íntima justo lo que ambos querían y en el banquete, Carlos no podía dejar de besar y tocar a su esposa. Cuando llego el primer baile, no pudo ocultar su risa, mientras le susurraba a su mujer.

- Rafa no deja de mirar a Laura.

- ¡Lo sé!

- Fue muy buena idea emparejarla con Alejandro.

- Si, tu primo parecía encantado con la idea de ayudar a darle celos a Rafa. Tu hermano tiene abandonada a la Barbie rubia. Y si las miradas mataran… Alex tendría un serio problema.

Los dos soltaron una carcajada en complicidad, atrayendo la atención de todos sus invitados.

- ¡Que se besen! ¡Que se besen!

Eso no hacía falta que se lo dijeran dos veces. Carlos beso a Sandra con posesividad y los invitados estallaron en aplausos y silbidos.

- Estoy deseando arrancarte ese vestidito precioso que llevas y hacerte mía, señora Márquez.

- Mmmm, ¿y a qué esperas mi amor?

- Buena pregunta… pero me temo que si nos vamos tan pronto, a tus padres y los míos, les va a entrar algo.

La boca de Sandra se torció en un mohín.

- Prometo compensarte con creces, pequeña. He traído tus juguetes preferidos, más algunos que aún no hemos probado.

Sandra lo beso.

- Hoy no quiero juguetes. Hoy te quiero solo a ti.

Carlos sonrió feliz.

- A mí siempre me tendrás, mi vida. Siempre.

- Igual que tú a mí, corazón. Ahora dime, ¿cuánto tiempo tengo que esperar para poder sentirte dentro de mí?

Fin.

2 comentarios:

  1. *Aplausos*
    Me encantó la historia, es realmente buena.
    Me encanta la forma en que escribis!!!

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    1. Muchas gracias Debbie!!!

      Me alegro mucho que te haya gustado!!

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