sábado, 31 de agosto de 2013

Mucho mas que amigos - Capítulo 1

Sandra estaba terminando de maquillarse cuando escucho la voz de Carlos desde el salón.

- ¡Venga pequeña que llegamos tarde al restaurante!

Ella sonrió para sí misma. Todos los viernes pasaba lo mismo, él reservaba la mesa del restaurante temprano, ella tardaba demasiado en arreglarse y él se terminaba desesperando porque iban a llegar tarde, cosa que el odiaba. Este hombre siempre tan puntual, pensó ella, después de tantos años ya debería de estar acostumbrado.

Carlos y Sandra se conocían desde que eran pequeños y aunque él era unos años mayor que ella, desde que salieron de la Universidad salían juntos todos los viernes por la noche. Normalmente solían ir a cenar a algún restaurante, aunque de vez en cuando Carlos se dejaba arrastrar hacia el cine, solo por complacerla. Eran mejores amigos, pero la mayoría de las personas decían que la amistad entre un hombre y una mujer termina siempre en algo más. Ellos eran la prueba de que eso no era cierto. Si, se querían mucho, pero de ahí a ‘algo mas’… Cuando salían con otras personas, las citas siempre se dejaban para los demás días de la semana. Los viernes era para ellos, era su día y nadie podría cambar eso nunca.

A Sandra le encantaba esa familiaridad y esperaba que si algún día encontraba a su pareja ideal, este no fuera celoso porque ella no sacrificaría sus cenas con Carlos por nada del mundo. Aunque quizás si encontraba al amor de su vida…

- ¡Sandra!

La voz profunda del hombre que la esperaba en el piso inferior, la saco de sus pensamientos.

- Ya estoy terminando. Voy enseguida.

Sonriendo, termino de ponerse los pendientes que él le había regalado para su 18 cumpleaños, unas pequeñas argollas de oro blanco. Sin dejar de sonreír, bajo las escaleras para ir a cenar con su mejor amigo.


Dios mío es preciosa.
El pensamiento cruzo la mente de Carlos como todos los viernes. Su cuerpo sufrió un familiar estremecimiento al verla bajar y se puso duro. Muy duro. Su reacción era la misma desde hacía años y daba gracias a dios que ella nunca se había dado cuenta.

- Vaya, por fin bajas- dijo, intentado que no se le notara el efecto que ella tenía en él, - ya estaba pensando en cancelar la mesa en el restaurante. Parece que cada vez tardas más en arreglarte.-

Ella se le acercó y le deposito un beso en la mejilla.

- Que exagerado eres cariño. Por si no lo sabias, tengo que estar guapa por si…
-…encuentras a tu futuro marido. - dijo, terminando la frase por ella. La había escuchado tantas veces que ya no le sorprendía. Sin embargo, sintió una punzada de celos al pensar en ese futuro marido, en el que ella pensaba tanto con lo joven que era.
- Si, lo sé, nunca dejas de recordármelo.- añadió, cortante.

Si ella noto su actitud desagradable, no dio señas de ello. Lo conocía demasiado bien para saber que cuando respondía de aquel modo, era porque algo no le gustaba en absoluto. También había aprendido que para que se le pasara el enfado momentáneo, ella tan solo tenía que ignorarlo y dedicarle una de sus mejores sonrisas, y eso precisamente fue lo que hizo.


Lo que Sandra no sabía, era que esa reacción era por ella. Carlos no lo podía remediar, cuando ella hablaba de casarse, de su futuro marido y de todo lo que le recordaba que tan solo eran amigos, se le revolvía el estómago. 

jueves, 29 de agosto de 2013

Mucho mas que amigos - Sinopsis




Carlos y Sandra son mejores amigos, y por mucho que cambie en sus vidas, siempre hacen tiempo para verse al menos una vez por semana.
Carlos siente mas que una simple amistad, pero ella ha puesto el ojo en su hermano gemelo… o eso cree.

Pasa algo entre ellos que pone en peligro esa amistad de muchos años. ¿Lograran superar los obstáculos, o se distanciaran para siempre?


miércoles, 28 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 17

Ethan abrazo a Rebeca con fuerza, buscando sus labios para poder besarla y mostrarle cuando la había echado de menos. Necesitaba tenerla, sentirla contra su piel, estar dentro de ella... La cogió en brazos, haciendo que rodeara sus caderas con sus piernas, y fue hacia el dormitorio.

- Ethan, ¿qué haces? Tienes que comer algo.
- Eso mismo pienso hacer.
- Estoy hablando de comida...

La tumbo en la cama con cuidado, colocándose encima.

- No tengo hambre de comida Becky, tengo hambre de ti...

Ethan la desvistió con desesperación, ansioso por tenerla. Los jadeos de Rebeca le indicaban que iba por buen camino. La volvió a besar, haciendo que se olvidara de todo.

- Dios, Ethan...

Sus labios recorrieron su mandíbula y bajaron por su cuello mientras sus manos acariciaban todo su cuerpo. Escalofríos de placer recorrían cada centímetro de su piel y gimió cuando Ethan llego a sus pechos, chupando esos pezones que había echado tanto de menos. No se detuvo ahí, siguió bajando y bajando  hasta llegar al centro de su feminidad. Lamio, chupo y mordisqueó hasta que Rebeca no pudo más.

- Ethan, por favor...

Rebeca jadeo al notar la dulce tortura de la lengua de Ethan en la parte más íntima de su cuerpo. Lo había echado tanto de menos... No tardo nada en alcanzare un clímax devastador que le hizo ver las estrellas. Poco después noto como Ethan se deslizaba por su cuerpo y la besaba suavemente.

- ¿Estas bien?
- Mejor que bien... ¿a qué esperas?

Ethan la miro sin entender y ella sonrió traviesa antes de susurrarle al oído.

- Te necesito dentro de mí ya...

Ethan no tardo en obedecer y la penetro con facilidad, ya que ella estaba más que preparada para él. Sin salir de ella rodo por la cama para tenerla encima. Ella se inclinó y agarro sus muñecas.

- Mmmm... ¿Dónde están las esposas cuando las necesitas?

Ethan gruño y la agarro por las caderas para moverse...

- Joder Ethan...

Rebeca apoyo las manos en su pecho y pillo el ritmo que Ethan había establecido. Moviéndose arriba y abajo causando una fricción que la estaba volviendo loca y supo que Ethan estaba casi a punto también. Incremento la velocidad y noto como Ethan apretaba sus caderas con fuerza vaciándose en su interior, haciendo que ella alcanzara su segundo orgasmo.

Ethan tardo unos minutos en recuperar el aliento y le encanto ver que Rebeca hacia lo mismo aun tumbada sobre él. Le beso la frente y ella lo miro con una sonrisa enorme. Adoraba esa sonrisa. Tanto, que la quería en su vida para siempre.

- Ehm, ya que me has perdonado... quería preguntarte algo.

Rebeca levanto las dos cejas, curiosa.

- Sé que es pronto pero creo que... ¿te gustaría venir a vivir conmigo?

Rebeca sonrió.

- No se Ethan...
- ¿Por favor? Juro que no te ocultare nada, ni te mentiré nunca, ni...

Rebeca lo callo con un beso.

- Esta bien, está bien. Vamos a darnos una oportunidad.

Ethan le dedico su mejor sonrisa y la beso. La vida no podría ser mejor. Y cuando Rebeca por fin estuviera viviendo en su casa, con él, la sorprendería pidiéndole que se casara con él, dándole el anillo que había comprado poco después de conocerla. El amor era una locura, pero a él le gustaba estar un poco loco, sobre todo, si era por amor. Y por fin, después de todo, Rebeca seria su mujer.

- Te quiero Becky.
- Yo también te quiero Ethan.


Fin.

domingo, 25 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 16

Ethan la miro un rato, como si no se creyera que estuviera ahí, en su casa. Dio un paso hacia ella pero pareció pensárselo mejor y miro la puerta del cuarto de baño.

- ¿Estarás aquí...?
- ¿...cuando salgas? Sí. No me iré.

Ethan parecía dudar.

- Lo prometo Ethan. Seguiré aquí cuando salgas.

Asintió y desapareció por la puerta del baño. Rebeca suspiro. Se acababa de dar cuenta de lo mucho que lo necesitaba en su vida.

Una hora después, Ethan volvía a sentirse humano. Se había duchado, se había afeitado y hasta se había cortado las uñas. Increíble lo que un poco de cuidado personal hacía por el bienestar de una persona... Claro que saber que la mujer a la que amas esta en tu casa esperándote, ayuda mucho... aunque no sepas por qué esta allí.
Determinado, salió en su busca. El olor a comida recién hecha lo guio hacia la cocina.

- ¡Ahí estas! Con lo que has tardado, casi estaba a punto de ir en tu busca. Ethan... ¿qué haces?

Se arrodillo delante de ella.

- Perdóname. Por favor Rebeca. Perdóname.

Rebeca abrió mucho los ojos al ver a Ethan arrodillarse delante de ella. Quiso decirle que se levantara del suelo pero empezó a hablar y Rebeca solo pudo dejar que lo soltara todo, mirándolo estupefacta.

- Te quiero. Te quiero más que a mi vida, más que a nada. No... no tengo palabras para expresar lo que siento. No soy nada sin ti. Ya me has visto. Si no estoy a tu lado, no tengo razón para levantarme por la mañana, ni para vestirme o afeitarme. Sé que te he hecho daño y no sabes cuánto me arrepiento. Tenía que haberte elegido a ti, tú vas antes que nada y si me das otra oportunidad, te juro que siempre te pondré en primer lugar. Siempre.
Paula me pidió que no se lo dijera a nadie, pero ahora mismo me importa una mierda. No voy a perderte por ella. Ella está embarazada de un tipo al que conoció no sé dónde y la ha dejado sola. Me ha pedido ayuda y por eso toda esta... mierda. Jamás pensé en despedirte, lo juro. Ella es solo una buena amiga, pero no significa nada en mi vida comparada contigo. Déjame arreglar esto Rebeca por favor.

Rebeca se mordió el labio pensando que quizás debería de hacerle sufrir un poco más, aunque lo había perdonado en cuanto había entrado en su dormitorio. Su cara de dolor y arrepentimiento la hicieron pensárselo mejor.

- Te perdono, Ethan.

Ethan la miro sorprendido y se levantó rápidamente del suelo. Se acercó a ella y antes de que ella pudiera cambiar de opinión, metió las manos en su pelo y la beso. Los dos gimieron con el contacto y Rebeca no tardo en rodear su cintura con los brazos.

- Dios... Becky.

Ethan se incorporó de golpe mirándola.

- Uhmm... lo siento, quería decir Rebeca.

Rebeca le sonrió antes de atraerlo de nuevo hacia ella. Con los labios pegados a los suyos, le susurro.

- Puedes llamarme Becky cuando quieras, mientras que no me mientas nunca más.


Ethan gimió y volvió a tomar el control del beso enloquecedor. Como amaba a esta mujer...

sábado, 24 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 15

Rebeca miro a Paula con los ojos muy abiertos.

- Yo...no...

Hizo un rápido cálculo mental y fue hacia su bolso, sacando la pequeña tira de pastillas, suspiro aliviada. No se le había olvidado tomar la píldora.
Paula obviamente lo vio también.

- Lo siento, no quería meterme en lo que no me incumbe.
- No pasa nada. Solo es un resfriado. O algún virus, no sé.
- Lastima. A Ethan le encantaría ser padre. Sobre todo de un hijo tuyo.
- Ya. Oye, no quiero ser borde pero será mejor que te vayas. No sé si lo que tengo es contagioso y tú con él bebe...

Paula le sonreía amablemente mientras cogía su propio bolso y sacaba un llave, dejándola sobre la mesa.

- Tienes razón. Tu solo piensa en lo que te he dicho/ Ethan te necesita. Y aunque no lo creas, tú también a él.

Varios días después, Rebeca se sentía mucho mejor y no había dejado de pensar en lo que Paula le había dicho. ¿Sería verdad que Ethan estaba tan mal sin ella?
Si era así, ¿por qué no la había buscado más? ¿Porque había dejado de insistir?
Miro la llave que había dejado Paula, sabiendo que era de la casa de Ethan. Sintiéndose como una tonta, se metió la llave en el bolsillo, se metió en su coche, y se dirigió hacia allí.

Unos golpes suaves sonaban en la distancia y Ethan maldijo al notar el dolor de cabeza que le provocaba el ruido. Los golpes suaves se convirtieron en golpes más fuertes e insistentes. Maldita fuera Paula. ¿Por qué no lo dejaba en paz?
Escucho la puerta de abrirse y cerrarse. Luego, un suave murmullo.

- Madre del amor hermoso.

Que gracia, estaba tan borracho que la voz de Paula le sonaba a la de Rebeca. Su mente se estaba imaginando cosas que no eran. Seguro que la pobre se había sorprendido con el desorden que reinaba en toda la casa.

- ¿Ethan?

Dios, de nuevo la voz de Rebeca...
¿Señal de que se estaba volviendo loco? Escuchaba la voz de su ex novia en su ex mujer.

- ¿Ethan?

Esta vez sonaba más cerca.

- Dios mío, Ethan. ¿Estás bien?

Abrió los ojos solo para comprobar que realmente no era su Becky, pero tuvo que parpadear varias veces porque por algún milagro que no lograba comprender, sí que era ella.

Rebeca trago con fuerza. Le dolía ver a Ethan así. Pelo despeinado, barba espesa y bastante más delgado, aunque seguía teniendo un cuerpazo.
La miro y parpadeo varias veces.

- Rebeca...

Dios, su voz. Cerró los ojos. Cuanto le había echado de menos.

- Sí, soy yo. Porque no te duchas y te afeitas mientras yo... uhm...

Miro a su alrededor.

- ¿... intento ordenar un poco?


Ethan se levantó y la miro con intensidad, haciendo que a pesar de todo, mariposas revolotearan en su estómago.

jueves, 22 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 14

Rebeca se quedo en blanco al ver a la ex de su ex en su puerta. Aunque realmente Ethan no podía considerarse como ex, con el poco tiempo que habían pasado juntos...

- ¿Puedo pasar?
- Ehm... ¿querías algo?
- Si. Hablar contigo.

Paula le sonrió y Rebeca solo pensó en arrancarle la sonrisa de una bofetada. Sin embargo se controlo y abrió la puerta para dejarla pasar.

- Ehm... siéntate... ¿quieres tomar algo?
- Un poco de agua, si no es molestia.

Y encima es educada, pensó, bah.
Rebeca le llevo el agua y se quedaron así calladas en un incomodo silencio. Paula carraspeo.

- Ethan está hecho una mierda.

Rebeca bufo.

- Pobrecito.
- No creo que me estés entendiendo. Esta hecho una autentica mierda. Hace días que está encerrado en su casa, no está yendo a trabajar, no como, no se afeita. Vamos, que pasa de todo.
- Pero para eso te tiene a ti no? Seguro que te estás haciendo cargo de la empresa y vas a verle todos los días para cuidarle.

Rebeca no pudo disimular el dolor en su voz.

- Bueno si, pero...
- Creo que será mejor que te vayas.
- Rebeca, escúchame ¿vale? Ethan te quiere. A ti. Soy su ex mujer, por supuesto que voy a cuidarle cuando está mal, pero deberías ir tu. Él te necesita a ti.
- Ya.
- Solo somos amigos. Entre Ethan y yo hace mucho que no hay nada más que amistad. Sé que puedo contar con él y por eso lo busque. Necesitaba su ayuda.

Ethan busco con su mano la botella de whisky que había dejado tirada en el suelo. Él estaba tirado en el sofá sin ganas de hacer nada. Tomo un buen trago directamente de la botella, que le quemo la garganta, buscando entumecer este dolor que le abrasaba el pecho al pensar en Rebeca. Joder. La echaba de menos. La había buscado, le había enviado mensajes, e-mails y hasta una carta o dos. Pero nada. Rebeca no quería saber nada de él. Ni siquiera le había dejado explicarle lo de Paula. A estas alturas estaba dispuesto a arriesgar su amistad con su ex, confesándoselo todo a Rebeca y a la mierda con las consecuencias. El solo quería recuperar a la mujer de su vida.

Rebeca arqueo una ceja, estaba harta de tener a esta mujer en su casa y además, las nauseas estaban volviendo.

- Le pedí su ayuda porque, veras, yo... eh... estoy embarazada.

Rebeca se sintió palidecer y tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no vomitar.

- No pongas esa cara mujer, te puedo asegurar que Ethan no es el padre.

Suspiro de alivio y Paula le sonrió.

- El padre es un capullo que salió pitando en cuanto se entero. Así que voy a ser madre soltera y Ethan me va a ayudar un poco. Eso es todo. Me daba vergüenza que se supiera. No quería quitarte tu puesto de trabajo ni meterme entre Ethan y tu, pero...

Rebeca asintió antes de salir corriendo hacia el cuarto baño y vomitar. Paula la siguió y le paso un paño húmedo cuando termino. Con curiosidad Paula pregunto;


- Yo estoy de tres meses y medio... ¿y tú de cuánto tiempo estas?

miércoles, 21 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 13

- ¡Rebeca! Yo... Eh…

Ethan estaba que no sabía ni que decir y ella estaba que se moría de los celos, de la rabia y del dolor. Por un momento se imagino a si misma saltando por encima de la mesa, agarrando a la rubia por los pelos y volverse loca partiéndole los dientes. Pero no pensaba darle a Ethan esa satisfacción. El había hecho su elección, y ella se merecía a alguien mucho mejor. Así que con su mejor sonrisa, extendió la mano hacia la rubia.

- ¡Hola! ¿Tú debes de ser Paula, la ex de Ethan verdad?
- Eh... si. ¿Os conocéis?
- Si claro, ¡yo soy Rebeca! Solía trabajar aquí.

La rubia palideció visiblemente. Bien, pensó Rebeca. Por lo menos sabe quién soy.

- Solo vengo a por el papeleo, ya sabes, finiquito, letra de recomendación. Lo típico cuando te echan. ¿Me lo preparas todo Ethan?

Le miro con lo que esperaba fuera una sonrisa dulce, aunque por dentro no dejaba de gritarle insultos, a cual peor.

Ethan no sabía qué hacer, ni que decir. ¿Y qué demonios le pasaba a Rebeca, por que actuaba así? Se había quedado paralizado al verla. Aun no había podido hablar con ella sobre la situación de Paula y no había esperado que llegara tan temprano. Sabía lo que esto le podía parecer a ella pero no la quería perder, ni en el trabajo ni en su vida personal.

- Rebeca, ven... vamos a mi oficina.
- No es necesario. Tú arréglame los papeles y ¿llámame cuando los tengas vale?
- Rebeca, por favor.

Ella sonreía, pero no estaba bien. Ethan la conocía.

- Tengo que irme. Esto de buscar un nuevo trabajo, ¡es un coñazo! ¡Llámame cuando los tengas!

Así sin más, Rebeca se fue. ¿Cómo había podido pasar? Tenía que ir tras ella, explicarle, decirle...

- ¿La quieres verdad?

La voz de Paula lo saco de sus pensamientos.

- Si. La quiero más que a mi vida.

TRES SEMANAS DESPUÉS


Rebeca no se sentía demasiado bien, le dolía todo el cuerpo y estaba mareada. Gracias a dios había podido terminar la última entrevista de trabajo sin vomitar. Se estaría resfriando o algo... Pensó en el corto tiempo que estuvo trabajando con Ethan. Le había encantado su trabajo, pero gracias al amor que él le tenía a su ex, ella ya no podía trabajar allí. La había llamado, diciéndole que podían trabajar juntas sin problema. Ya claro, y ver los abrazos y besitos. No gracias. Así que Rebeca le había dicho donde se podía meter su puesto, y que le arreglara los papeles. Cosa que había hecho en unos días. Cuando fue a recogerlos, allí estaba la rubia, trabajando tan ricamente en la que había sido su mesa. Ethan había querido hablar, le había dicho cuanto la quería, que ella lo era todo para el, que Paula era solo una amiga a la que tenia que ayudar. Rebeca había bloqueado sus palabras y solo había oído bla bla y más bla. Ethan no le decía por qué tenía que ayudar a Paula, decía que era personal. De nuevo, a Rebeca le quedo claro que Ethan había elegido. Durante dos semanas después de aquella conversación, Ethan la había llamado, la había ido a buscar a su casa y le había mandado de todo; flores, bombones, lencería... Lo echaba tanto de menos. Sus besos, sus caricias, la manera que tenía de excitarla con solo una mirada... Se sentó en el sofá cuando una nueva sensación de mareo la asalto. Un rato después, sonó el timbre y abrió sin antes ver quién era. Delante de su puerta, estaba Paula.

martes, 20 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 12

Ethan se tenso al escuchar la pregunta de Rebeca. Sabía que le debía una explicación, pero no estaba seguro de cómo iba a reaccionar ella. Lo último que quería ahora que las cosas parecían ir bien, era enfadarla. O peor, herirla. Le dio un beso en la sien.

- Nada de lo que te tengas que preocupar cariño.
- ¿Ethan?
- ¿Si?
- Mírame.

La miro reacio y vio la sospecha en su mirada.

- ¿Que me estas ocultando Ethan?
- Nada. De verdad.

La beso con intensidad, haciendo que Rebeca se olvidara de todo. Por ahora.

Rebeca despertó lentamente. Ethan no estaba en la cama con ella, pero lo podía oír en la planta de abajo. El olor a café llenaba su pequeña casa y sonrió, esta sí que era una buena manera de despertar. Se levanto dolorida y frunció el ceño al darse cuenta de porque estaba así. Cada vez que había sacado el tema de la ex y sus razones que la habían llevado a buscarlo, Ethan decía que solo era una amiga y nada más. Y la seducía hasta que ya no podía pensar en nada más que sus besos, sus caricias... Se metió en la ducha buscando aliviar la tensión en sus músculos, pero su cabeza seguía dando vueltas. Cada vez que ella preguntaba, Ethan esquivaba la pregunta y le hacía el amor. Hasta cuatro veces, bueno, cinco, si contaba el polvo rápido antes de subir al dormitorio. Con razón le dolía todo el cuerpo... Pero que ocultaba Ethan? Termino la ducha y se vistió cómodamente para pasar el sábado con él, esperando poder averiguar un poco más. Ethan estaba en la cocina, moviéndose de un lado a otro. Parecía nervioso. Se detuvo al verla y se acerco a darle un beso.

- Buenos días preciosa. ¿Qué tal has dormido?
- Bien.

Lo miro sospechosa al verlo tan intranquilo.

- ¿Se puede saber que mosca te ha picado?

Ethan la miro, pasándose la mano por el pelo. Como decirle que había quedado con Paula?

- Nada, tengo que ir a la oficina un momento.
- Pero si es sábado.
- Ya, es que ... tengo que terminar un proyecto.
- Ya. Pues déjame que me cambie y voy contigo.
- No! No... no te preocupes, es tu día libre... no, no hace falta que vengas. 

Solo va a ser un rato. Podemos quedar para el almuerzo.

- Ya...

Ethan podía ver como Rebeca lo miraba lleno de dudas y se sentía como un cretino. Quería abrazarla y decirle que no pasaba nada, pero Paula le había pedido discreción. Y aunque quería a Rebeca con locura y sabia que podía confiar en ella, Paula aun era su mejor amiga.

El lunes siguiente Rebeca iba de camino al trabajo. No había visto a Ethan desde que se fue el sábado por la mañana. La había llamado para cancelar su cita para el almuerzo... luego la cena, el desayuno del domingo, y después de eso, simplemente no había vuelto a llamar. Y todo eso después de haberle dicho una y otra vez cuanto la quería... ya, claro. Se alegraba de no haberle respondido y confesado lo que ella sentía por él. No sabía qué demonios le pasaba a Ethan y hasta que no lo supiera, esas dos palabritas no saldrían de su boca. Entro en la oficina y no se pudo creer lo que vio. Ethan abrazando a su ex. Otra vez. La rubia lo soltó, le dio un beso en la mejilla y fue hacia la mesa de Rebeca... que obviamente ya no era su mesa. La rubia la vio y le sonrió.

- ¡Buenos días! ¡Bienvenida! ¿Qué puedo hacer por usted?


Rebeca miro a Ethan que se había quedado de piedra al verla.

lunes, 19 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 11

Rebeca respiro hondo y abrió la puerta. Ver a Ethan después de todo casi la hace llorar otra vez, pero tenía que ser fuerte, que él no viera cuanto le dolía.

- Hey Becky.

Rebeca le dio una bofetada con todas sus fuerzas. El movimiento fue tan rápido que ni lo vio venir. Su cara de sorpresa hubiese sido graciosa, si no le doliese tanto la mano...

- Eso por no decirme que estabas casado, ¡gilipollas!

Ethan vio la intención de Rebeca de cerrar la puerta y la bloqueo con su pie.

- Becky. Rebeca, escúchame.

La vio dudar, pero entonces soltó la puerta de golpe haciendo que Ethan tropezara hacia delante. Casi pierde el equilibrio, pero se agarro a la puerta rápidamente, y se enderezo. Cerro con suavidad y siguió a Rebeca hacia el salón, donde lo esperaba golpeando el suelo con un pie, brazos cruzados y un mohín en los labios. Ethan nunca la había visto tan adorable.

- ¿Que quieres Ethan?
- Hablar. Explicarte...
- ¿El qué? ¿El por qué no me dijiste que estas casado?
- Estaba casado...

Pero Rebeca no le dejaba hablar.

- El porqué has quedado con ella?
- Yo...
- ¿Te la has follado? ¿Te la has follado como me follaste a mi esta misma mañana?

Lo había ofendido. Rebeca lo veía en sus ojos, pero no pensaba disculparse.

- Hace mucho que no me follo a mi ex mujer.

Se acerco a ella agarrándola por los brazos superiores y acercándose mucho. Tanto, que sus alientos se mezclaban. Tanto, que podía notar su excitación... Pero esa excitación, ¿era por ella... o por su ex?

- Hace mucho que no quiero follarme a mi ex mujer...

Soltó sus brazos acariciándola lentamente.

- ¿Es que no te has enterado, mi preciosa Becky? Yo solo te deseo a ti.

Rebeca quería creérselo, realmente quería, pero... Los labios de Ethan sobre los suyos, la sorprendieron.

- Ethan...
- Te deseo Becky.... aquí y ahora. Luego hablamos todo lo que tu quieras, pero ahora mismo, necesito estar dentro de ti.

Rebeca gimió al escuchar sus palabras y notar sus manos acariciando su pecho. La volvió a besar, tragándose un nuevo gemido. El beso se hizo cada vez más intenso a medida que las caricias de Ethan se volvían más urgentes.

Ethan le pellizco los pezones y gruño.

- Dios... la próxima vez usamos los juguetitos que van aquí...

Se imaginaba a Rebeca con unas pinzas para los pezones, con cara de placer... Le quito la ropa rápidamente, no podía esperar más.

- Rodéame con las piernas.

Ethan dio la orden a la vez que la elevaba, posicionando su dura polla justo a la entrada de su coño. Estaba más que preparada para el, y en un fluido movimiento, la penetro. Se quedo quieto solo un instante.

- Ahora dime, mi preciosa Becky... ¿quieres que te folle... o que te haga el amor?

Rebeca sonrío y le susurro su respuesta.

- Las dos cosas...

Abalanzándose sobre el, le beso apasionadamente, empezando a mover las caderas mientras el la sujetaba. Pronto sus movimientos se volvieron frenéticos y salvajes, llevándoles a un arrollador orgasmo que alcanzaron juntos en el mismo momento. Sudados y respirando con dificultad, Ethan la abrazo más fuerte. Sin salir de su interior, subió las escaleras, causando una deliciosa fricción que hizo que Rebeca deseara repetir. Con cuidado se tumbo con ella en la cama.

- Me tienes loco Becky.

Ella lo miraba, mordiéndose el labio inferior.

- No te imaginas cuanto te quiero.

Antes de que ella pudiera responderle, Ethan comenzó a moverse de nuevo, haciéndola que perdiera el hilo de sus pensamientos. Esta vez, sus movimientos eran lentos y sensuales. Esta vez, Ethan le estaba haciendo el amor.

Rebeca estaba entre los brazos de Ethan, completamente saciada y feliz. Pero aun así, quedaba un asunto no resuelto entre ellos y no se pudo quedar callada por más tiempo.

- ¿Ethan?
- Dime, mi amor.

Se inclino para mirarlo.

- ¿Me vas a decir que quería tu ex?

domingo, 18 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 10

Rebeca no podía moverse mientras veía a Ethan abrazando y sonriéndole a otra mujer.

- Oh dios mío.


Escucho a sus amigas exclamar al ver a Ethan. Ella intento disimular su ira y celos, ya que ellas no sabían nada de su 'relación' con Ethan.


- Y ehm... ¿esa quién es?
- ¿No la reconoces, Rebeca?
- Marta, acuérdate que Rebeca no sabe mucho de Ethan, ¡si no lo soporta!
- Ay es verdad, se me olvida. Pues esa, mi querida Rebeca, es su ex mujer. ¿Cómo te quedas?

Ethan abrazo a Paula con fuerza. La había echado de menos, y aunque era su ex mujer, todavía la consideraba su mejor amiga.


- ¿Que tal estas rubia?
- Estupendamente, ¿o es que no me ves?
- Si que te veo sí. ¿Cómo tu por aquí?
- Tenía ganas de verte. Hacia tanto tiempo... Te he echado de menos.
- Y yo a ti rubia. Y yo a ti.


La volvió a abrazar y le dio un beso en la frente. Se moría de ganas de presentársela a Rebeca. Miro a su alrededor por si veía a sus amigas para intentar que la convencieran para venir, pero la vio a ella. Estaba en la entrada del bar mirándolo. Parecía enfadada, muy enfadada. Y también... ¿dolida? De pronto se dio cuenta de lo que debía estar viendo Rebeca; él abrazado a una mujer que ella no conocía y dándole besos. ¿Cómo iba ella a saber que Paula era solo una amiga? Mierda, ¡la había vuelto a cagar!

Los ojos de Ethan encontraron los suyos y Rebeca no aguanto más. Se dio la vuelta para salir del bar, no permitiría que ese capullo mentiroso la viera llorar. Sus amigas la llamaron pero ella las ignoro, metiéndose en un taxi. Apago el móvil. No quería saber nada de nadie. Ethan le había dicho que la quería, le había dado los orgasmos mas intensos de su vida y ahora andaba por ahí con una rubia como si nada. ¡Y esa rubia no era nada menos que su ex mujer! ¿Había vuelto con ella? Que demonios hacia esa tía aquí, si nunca había ni oído hablar de ella... En cuanto cerró la puerta de su casa, se apoyó en ella, y se derrumbo. Jamás había se había sentido tan dolida, y todo por un hombre. Esto de estar enamorada, era una mierda.

Ethan maldijo cuando de nuevo salto el contestador. Desde que Rebeca había salido corriendo, había intentado llamarla para explicárselo todo, pero tenía el móvil apagado.


- Cariño ¿qué te pasa?
- Nada Paula.


Suspiro.


- Bueno si. Paula, he encontrado la mujer de mi vida. Y esa mujer acaba de 
salir corriendo por esa puerta al verme contigo.

Paula inhalo con fuerza y se tenso.


- ¿Ah sí? Vaya, no sabia... No debía haber venido.
- ¿De qué hablas? No es culpa tuya, aun no me ha dado tiempo de contarle lo nuestro. Pero no me coge el teléfono y necesito hablar con ella para convencerla de que lo que ha visto no significa nada, que entre tú y yo ya no hay nada.
- Ya...
- Ethan entrecerró los ojos. Paula miraba a todos lados menos a él.
- Paula, ahora dime la verdad. ¿Por qué has venido?

- ¡Rebeca! Rebeca, abre la puerta por favor. Déjame que te lo explique todo.


Rebeca seguía apoyada en la puerta, exhausta. Ya no le quedaban lágrimas y Ethan llevaba 5 minutos aporreando la puerta. No sabía si abrirle y dejarle que se explicara o simplemente irse a la cama y dejarlo ahí hasta que se cansara. Lo quería, y esta noche había querido decírselo, pedirle disculpas por haber sido tan tonta al salir corriendo esa misma tarde. Sin embargo, si a la primera de cambio él iba corriendo en busca de su ex, ella no pensaba darle ni una oportunidad, por mucho que le dijera que la quería.


- Rebeca por favor, sé que estas ahí. Ábreme.

viernes, 16 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 9

Ethan la dejo marchar. Fue lo más difícil que había hecho nunca, pero sabía que ella necesitaba tiempo... Frunció el ceño al ver como Rebeca entraba de nuevo en la oficina y se acercaba a él sin mirarle a los ojos. Sin darle tiempo a reaccionar Rebeca se puso de puntillas delante de él, y apoyándose en su pecho desnudo, lo beso. Un beso intenso y lleno de rabia en el cual ella era la que tenía el control. Ethan no se atrevía ni a moverse, aunque deseaba estrecharla entre sus brazos. De repente Rebeca se separo de él, con la respiración agitada. Sin una palabra se dio la vuelta y se volvió a marchar.
Había vuelto después de que Ethan le había confesado que la quería... ¿Qué demonios significaba eso?
Ethan no sabía si reír de felicidad o gritar por la frustración...

Estaba loca. Loca de remate. Pero no se había podido resistir. Ethan parecía tan dolido cuando de había ido... y no quería que pensara que no le importaba nada, que no sentía nada. Pero estaba tan abrumada que necesitaba un tiempo a solas. La intensidad de su orgasmo también la tenía aturdida. Nunca jamás había sentido nada igual. Y tenía miedo de que no lo volviera a sentir con nadie más. Llego a su casa temblando y se sentó en el sofá para intentar tranquilizarse.

El sonido del teléfono la despertó varias horas después. ¡Ethan! Su corazón dio un vuelco mientras se levantaba para responder.


- ¿Dígame?
- ¡Hey chica! Soy Marta. ¿Como estas?
- Ah. Hola guapa.

No pudo ocultar la decepción en su voz.

- Que pasa, a quien esperabas eh?
- No nada, a nadie. ¿Qué pasa?
- Nada, que los chicos y nosotras vamos a salir esta noche, primero al bar y luego ya veremos. Te vienes?
- Ehm... no se... la verdad...

Salir significaba que volvería a ver a Ethan, ya que este seguro que iría... ¿Qué podía hacer?

- ¡Anda vente porfis! Desde que trabajas con los chicos, apenas te vemos, ¡no quieres saber nada de nosotras!
- Que tonta eres. Es que estoy ocupada ya sabes...
- Que pasa, ¿Ethan te hace trabajar demasiado? ¿Te está dando mucho por culo?

Ni te imaginas, pensó, recordado lo que habían hecho hacia tan solo unas horas. Eso la hizo decidirse.

- ¿Donde quedamos y a qué hora?

Ethan sabía que Rebeca no iría. Después de todo lo que había pasado entre ellos, aun no había logrado sacarle su lado sensual, y él ya no sabía que hacer. No tenía más que dar. Ella sabía lo que él sentía, ahora le tocaba a ella mover ficha... Y aunque había vuelto y le había besado, no le había dado otras señales. Llevaba todo el día dándole vueltas. La puerta del bar se abrió y entro alguien a quien jamás hubiera esperado ver esa noche. Con una gran sonrisa, se levanto a saludarla.

Rebeca se había puesto su ropa más sexy. Un mini vestido negro y ajustadísimo, unos taconazos de vértigo... Esta noche, estaba dispuesta a todo. Ya que Ethan le había confesado lo que sentía, solo era justo que ella hiciera lo mismo. Y visto lo visto esa mañana, seguro que tenia muuucho que enseñarle en la cama... y fuera de ella... Contenta con su decisión, entro con sus amigas al bar y busco a Ethan con la mirada. Cuando lo encontró, los celos le recorrieron el cuerpo como veneno. Ethan estaba abrazado a otra mujer...

miércoles, 14 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 8

Ethan vio la cara de espanto de Rebeca y sabia que si no la detenía, iba a echar a correr. Que intentaría huir de lo que Ethan le había hecho sentir. Pero el no iba a dejar que se marchara sin saber lo que él sentía por ella, lo que podían tener juntos. Si ella quería... No estaba seguro de lo que sentía Rebeca por él, pero jamás había sido un cobarde y estaba seguro de que en estos días, ella ya no lo odiaba como antes. Rebeca estaba quita, de pie en medio de su oficina y él se había colocado disimuladamente delante de la puerta, mientras se ponía los pantalones. Ahora o nunca, pensó.

- ¿Rebeca?

Ella seguía sin mirarle y se mordía sensualmente el labio, como si tampoco se atreviera a hablar. Ethan decidió sacar su lado autoritario de cuando había sido militar.

- Rebeca. Mírame. Ahora mismo.

Al oír ese tono, levanto la vista, indignada. Como se atreve... Contuvo un jadeo al mirarle. Parecía determinado, y a la vez vulnerable. Todavía estaba respirando agitadamente y sonrojado por su reciente orgasmo... Rebeca estaba demasiado sensible para esto, tenía que irse antes de hacer algo ridículamente femenino... como... tirarse a sus brazos... o peor... echarse a llorar.

- ¿Estás bien? ¿Tan malo ha sido?

¿Qué?

Rebeca negó con la cabeza. Pero tenía la garganta cerrada por la emoción y no podía hablar. Además, todavía podía notar su sabor, lo que hacía que tuviera que tragar con fuerza, ya que la hacía sentirse más sensible... y excitada. Tenía que salir de aquí. Camino hacia la puerta, dispuesta a empujarlo si era necesario.

- ¿Seguro que estas bien?
- Si.

Dios mío, ¿esa era su voz? Estaba ronca. Seguramente debido a los gritos que el le había provocado antes... Ruborizándose con ese pensamiento, extendió la mano para abrir la puerta pero él la detuvo, agarrándola con suavidad por la muñeca, causándole escalofríos. Otra vez,

- Antes de que te vayas… hay algo que debes saber Becky.
- No...

Rebeca comenzó a hablar pero se callo y bajo la mirada. Ethan se sorprendió que el uso de ese mote no causara una reacción más apasionada. Qué demonios le pasaba?

- Rebeca, cariño...

Se tenso al escuchar el apelativo, y el aprovecho para acariciarle la cara, inclinándole la barbilla hacia arriba para volver a mirarla a los ojos. La vulnerabilidad que veía en ellos hacia que quisiera atraerla hacia sí y abrazarla, prometerle que todo saldría bien y... Quieto ahí nenaza... ¿dónde está el tipo duro de hace un momento? Sacudió la cabeza para intentar deshacerse de tan absurdos pensamientos. Respiro hondo, y se tiro a la piscina.

- Rebeca yo...

Carraspeo. Dos veces.
¿Quien hubiese dicho que declararse sería tan difícil?

- Yo... te quiero Rebeca.

Rebeca abrió mucho los ojos y movió la muñeca para soltarse. Ethan la soltó y se echo a un lado viendo como el amor de su vida salía corriendo por la puerta.

lunes, 12 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 7

En cuanto los labios de Ethan se posaron sobre su hinchado coño, Rebeca se corrió con intensidad. Las bolas chinas y el consolador hacían que el orgasmo fuera el mejor que hubiese tenido lamió. La lengua de Ethan no le daba tregua, prolongándolo y haciendo que otro clímax igual de intenso, le siguiera al primero. Cuando su cuerpo ya no dio más de sí, Ethan le beso los muslos con suavidad mientras la miraba. Rebeca apretó los ojos con fuerza mientras intentaba recuperar el aliento y la compostura, cosa que era difícil con los juguetes eróticos todavía llenándola. Sintió como Ethan sacaba las bolas y el consolador de su interior, haciéndola jadear. Vio como Ethan se levanto para echar los juguetes a un lado. Bajo sus pantalones se notaba lo excitado que estaba y Rebeca se sintió culpable. Pero sabía exactamente lo que tenía que hacer...

Ethan puso los juguetes en la mesa para limpiarlos más tarde. Había sido increíble ver como Rebeca se deshacía bajo sus labios y estaba deseando sentirla así, pero alrededor de su polla. La verdad es que estaba duro como una piedra, pero no quería presionar a Rebeca. La miro y su polla latió con fuerza, estaba sonrojada y tenía la mirada saciada, aunque hambrienta a la vez. Ethan trago con fuerza, la deseaba como nunca había deseado a nadie, Rebeca se levanto del sofá y camino hacia el con sensualidad. Tuvo que agarrarse con fuerza a la mesa ya que sus rodillas apenas le sostenían. La quería. Joder. Como la quería. Solo esperaba que algún día lograra hacer que el sentimiento fuera mutuo. Todo pensamiento racional se esfumo cuando Rebeca poso sus labios sobre los de él y comenzó a desabrocharle los pantalones.

Rebeca se sentía sexy, sensual. Y quería devolverle el favor a Ethan. Aunque lo que más deseaba era follarle salvajemente, también quería sentirlo en su boca, y por esa razón, se arrodilló delante de él, bajándole los pantalones hasta los tobillos. Rebeca se quedo boquiabierta. Nunca había prestado mucha atención a la anatomía masculina pero Ethan era... magnifico. Su polla era larga y gruesa, y el olor almizclado la excitaba más de lo que jamás hubiese pensado. Se lamió los labios y miro a Ethan directamente a los ojos. Con timidez, saco la lengua y lamió la cabeza hinchada. Al notar su sabor salado y a la vez tan masculino Rebeca se estremeció. Decidió dejar su timidez a un lado y con atrevimiento lo rodeo completamente con sus labios, envolviéndole con la humedad de su boca. Uso la poca experiencia que tenia para volverlo loco con sus labios, su lengua e incluso sus dientes. Ethan metió las manos en su espesa melena, como para mantener el equilibrio y como si no se pudiera controlar, mecía las caderas, haciendo que su polla entrara y saliera de su boca con rapidez. Sus jadeos le indicaron que estaba cerca, y aunque nunca había dejado que nadie se corriera en su boca, con Ethan era distinto. A Ethan lo amaba.

Ethan intento avisar a Rebeca, pero no le quedaba aliento. Apretó las manos en su pelo, procurando no hacerle daño, cuando de repente una sensación increíble le recorrió todo el cuerpo. Noto como Rebeca se tenso, pero no se aparto de él cuando el clímax por fin lo recorrió, haciendo que gritara su nombre con fuerza y llenando la boca de Rebeca con su semen caliente y espeso. Jamás había tenido un orgasmo igual y no estaba seguro de poder recuperarse nunca de esta sensación.

Rebeca se lo trago tod
o, deleitándose con su sabor, pero no pudo mirarle a los ojos.

- ¿Rebeca?

Levanto una mano para detenerlo pero seguía sin mirarle y se vistió con rapidez. La realización de sus sentimientos era más de lo que podía soportar ahora mismo. Amaba a Ethan y no tenía ni idea de lo que iba a hacer a partir de ahora...

domingo, 11 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 6

Rebeca tembló y se mordió el labio. Siempre había tenido fantasías que incluían sexo anal, pero de ahí a hacerlo realidad... Ethan fue a devolver las cosas a la caja, cuando sin pensarlo dijo,

- Sí. Vale. Está bien. Pero... ten cuidado, ¿vale?

Ethan se arrodillo delante del sofá y la beso con ternura.

- Si te duele o te sientes incomoda, solo tienes que decírmelo. Parare de inmediato.

Asintió mientras observaba a Ethan echarse un poco de lubricante en los dedos. Tembló de nuevo y Ethan debió notarlo.

- Relájate cariño. No te voy a hacer daño. Te gustara. Lo prometo.

Rebeca soltó un largo suspiro y abrió las piernas para darle mejor acceso. Sin embargo Ethan negó con la cabeza.

- Date la vuelta, te quiero de rodillas.

Rebeca hizo lo que le pidió y se inclinó hacia delante, abriéndose por completo a él.

Ethan se tragó un gemido. Rebeca estaba absolutamente perfecta de esa manera. El culo en pompa, las bolas chinas llenándola... Tuvo que hacer un verdadero esfuerzo para no follarsela en ese mismo momento. Aun no estaba del todo preparada y le haría daño. El quería que ella disfrutara, que aprendiera a ser ella misma, admitiendo que estas cosas le gustaban y que no tenía nada de lo que avergonzarse.
Añadió un poco más de lubricante a sus dedos y con cuidado la penetro con uno solo. Rebeca jadeo y se sacudió como intentando alejarse, pero el agarro su cadera, manteniéndola en su sitio.

- Shhh, tranquila preciosa. No te resistas. Relájate.

Los músculos de su ano se contraían alrededor de su dedo, apretando con fuerza ante la invasión. Con solo pensar que algún día podría ser su polla enterrada ahí y no su dedo, se volvía loco. Después de un tiempo, parecía que Rebeca se estaba acostumbrando, y lentamente comenzó a mover su dedo dentro de ella, sacándolo y volviéndolo a meter. Cuando Rebeca comenzó a gemir de placer estuvo seguro de que estaba lo suficientemente relajada y abierta para poder introducir otro dedo más, repitiendo el proceso y haciendo que volviera a jadear. Cuando, al cabo de un rato, introdujo otro dedo más, Rebeca gimió con fuerza.

- Ethan... necesito...
- Tranquila cariño, yo sé lo que necesitas.

Le dio un suave mordisco en una nalga mientras con su mano libre cubría el consolador con lubricante. Saco los dedos de su interior, viendo como los músculos alrededor de su ano se contraían, abriéndose y cerrándose. Rebeca gimió su nombre y con un fluido movimiento la penetro con el consolador.

Rebeca grito. Era demasiado. Sentía fuego, dolor... pero a la vez, también sentía placer. Especialmente cuando Ethan comenzó a mover el consolador lentamente. Podía sentir como sus músculos se contraían alrededor del juguete, y eso combinado con la sensación de las bolas chinas, hacían que se sintiera extrañamente llena. Pero necesitaba correrse, y pronto. Su cuerpo estaba al límite, y lo que antes le había resultado incomodo, ahora la estaba volviendo loca. Ethan le beso el hombro.

- ¿Estás bien?

Rebeca asintió por que no podía hablar.

- Bien. Porque no creo que pueda esperar a darte el masaje. Necesito saborearte ahora mismo.

viernes, 9 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 5

- Vaya, parece que mis regalos no te han gustado.
- Pues claro que no me han gustado! Eres un cerdo asqueroso.
- Eso ya lo habías dicho.
- Sigue siendo verdad.
- Hmmm... ¿Así que no has probado nada?
- ¡Por supuesto que no!


Rebeca pretendía estar indignada, pero la verdad era que la mirada de Ethan la excitaba más que cualquier juguete que pudiera haber en la caja.

- ¿Y no sientes curiosidad?
- N...No, claro que no.
- Me estas mintiendo Becky.

Rebeca se mordió el labio. No quería deshacerse de los juguetes eróticos que había en la caja, pero tampoco que Ethan se pensara que era una chica fácil.

- No me gusta que me mientan… y más cuando puedo ver en tu cara lo excitada que estas y la curiosidad que tienes… ¿cuál te gusta más? ¿Cuál te ha llamado la atención?

El sonido del teléfono evito que pudiera responder y Ethan fue breve. La miro con una sonrisa pícara…

- Que suerte la nuestra. Mike y James tienen que ir a la base a arreglar papeleo. Eso significa… que tenemos toda la oficina para nosotros.
- Y una mierda. Me voy a traba…

Ethan se movió antes de que pudiera abrir la puerta, atrapándola contra esta. Trago con dificultad.

- Déjame darte placer Becky. Déjame volverte loca de deseo.

Ethan la noto temblar debajo de él y estaba seguro que si la tocaba, estaría mojada para él. Rebeca era mucho más sexual de lo que mostraba, y él quería sacar ese lado suyo a la superficie. Le agarro las manos y las sostuvo por encima de su cabeza, realzando sus pechos. Con disimulo, saco las esposas que había sacado de la caja.

- Eres un depravado y un pervertido.
- Eso está claro. ¿Pero por qué te has enfadado, Becky? ¿Por qué te mande los regalos? ¿O por qué quieres probarlos y no te atreves?

Ethan supo que había dado en el blanco, su mirada lo decía todo y estaba empezando a jadear.

- ¿Por qué no los pruebas?
- No quiero. Suéltame.

Se lamio los labios y Ethan aprovecho el momento. Sus labios se posaron sobre los de ella, tragándose su aliento. Ladeo la cabeza para poder saborearla mejor y se puso aún más duro de lo que estaba al notar como Rebeca respondía al beso.

Sabía que tenía que detenerlo, pero su curiosidad y su deseo por este hombre, eran demasiado intensos. Noto algo frio que parecía metálico en sus muñecas pero estaba demasiado envuelta en el beso como para que le importara. Dos suaves ‘clics’ la alertaron de que algo andaba mal.

- Ahora eres mía.

Ethan le sonrió y ella miro hacia arriba, donde aún la tenía atrapada. Pero ahora sus muñecas también lucían unas esposas. La excitación le recorrió el cuerpo, y noto como su tanga se empapaba aún más.

- Suéltame. Ahora mismo.
- Lo siento, no voy a hacer eso. Voy a hacerte disfrutar.
- No me gusta ser forzada.

Ethan pasó dos dedos por su escote, haciéndola temblar más. Ethan le soltó los botones de la blusa y le gusto su mirada de apreciación. El conjunto que llevaba era parecido al que él le había querido regalar.

- No te estoy forzando y lo sabes. Se lo que deseas Becky. Y voy a llevarte al límite. Una y otra vez. Vas a dejarte llevar y vas a dejar que yo tome el control de tu placer.

Apretó las piernas con fuerza. Ethan era su fantasía hecha realidad. Un hombre dominante que la supiera volver loca de placer… Sabía que debía negarse y sin embargo…

- Necesitas una palabra de seguridad.
- ¿Qué te parece gilipollas?

Ethan rio a la vez que saco algo de la caja. Era una pluma. Le acaricio la pierna con ella, causándole escalofríos. Solo una vez, pensó. Se permitiría disfrutar de esta fantasía, solo esta vez.

- Becky…
- Segovia.

Por alguna razón esa era la palabra que usaba en sus fantasías, y le sería fácil recordarla. Ethan asintió.

- En cuanto pronuncies esa palabra, se acaba todo. Pero piénsalo bien antes de usarla, porque cuando la digas, dejo todo lo que esté haciendo y no se repetirá. Úsala solo cuando te sientas incomoda o amenazada ¿vale?

Becky asintió, lamiéndose los labios. Se arrepentiría mañana, pero ahora quería saber si Ethan sería capaz de hacer sus fantasías realidad y si era tan pervertido como ella.
Ethan la llevo hacia el sofá y la desvistió, lamiendo y mordisqueando su piel mientras lo hacía.

- Dios, eres preciosa.

Se sonrojo. Cuando él la miraba de esa manera, realmente se sentía así. Ethan le beso el cuello, volviéndola loca.

- Voy a follarte Becky. Voy a follarte de todas las maneras imaginables. Voy a hacer que te corras tantas veces que vas a perder la cuenta. Y después de eso, voy a repetirlo todo otra vez.
- Oh dios.

Sus crudas palabras le arrancaron un gemido y se movió inquieta. ¡Lo necesitaba dentro ya! Ethan saco algo de la caja, las bolas chinas, y se acercó a ella.

- Ethan…
- Una palabra tuya y se acaba… decídete.

Ni de coña iba a decir la palabra, estaba demasiado excitada para dejar que esto se detuviera.

Ethan suspiro aliviado. Si Rebeca lo hacía parar antes de que pudiera sentirla a su alrededor, se volvería loco. Se arrodillo delante de ella, besándole en el ombligo. Con cuidado le quito el tanga y la toco, asegurándose de que estaba preparada. Deseaba lamerla y hacer que se corriera en su boca, pero se contuvo, llenándola con las bolas chinas.

- Ahora voy a darte un masaje. Si aguantas el masaje entero sin correrte, después me aseguro de darte placer. Con mi lengua. ¿Qué me dices?

Rebeca gruño.

- Ethan, necesito correrme ahora, no después.
- Pero preciosa, si tenemos todo el día por delante… y muchos juguetes que probar.

Le dio un suave mordisco en un pezón.

- Además, acuérdate de que yo soy el que está al mando. Y quiero que cuando por fin te corras, sea en mi boca.

Rebeca gimió y se retorció impaciente.

- Pues venga empieza ya. ¿A qué esperas?

Ethan sonrió.

- Antes de empezar, ¿qué te parece si usamos otro juguetito más?

Cogió el lubricante y un consolador anal. No estaba seguro si esto le gustaría a Rebeca así que lo dejaría a su elección. La miro con una sonrisa traviesa.

- ¿Qué me dices? ¿Quieres volverte loca de placer?

miércoles, 7 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 4

Qué demonios… Rebeca miro la caja con curiosidad y un poco de miedo. Había visto demasiadas películas de terror para imaginarse que la caja podía contener de todo. Se agacho y observo la letra con la que estaba escrito su nombre. Era elegante y a la vez masculina. Y habían puesto Becky, en vez de Rebeca… Ethan. Miro a su alrededor por si él estaba observándola y cogió la caja decidida, cerrando la puerta de un portazo. No iba a dejar que se riera de ella así.

Ethan miro la puerta cerrada de Rebeca desde su coche. Se estaba volviendo loco, observándola como si fuera un maldito acosador pervertido… Bueno, lo de pervertido sí que parecía ser cierto. Con las cosas que le había dejado a Rebeca en la caja… ¿Estaría escandalizada? ¿O los usaría pensando en él? Igual ni abría la caja, pensando que contenía algo raro. ¿Reconocería su letra? Seguro que se pensaba que lo había dejado ahí algún tipo enfermo… aunque había puesto Becky para que supiera que había sido él, debía llamar a la puerta para que estuviera segura… o mandarle un mensaje…
Suspiro. No debía haberle comprado nada. Pero había estado tan excitado cuando lo compro, pensando en Rebeca, dándose placer… no se había podido contener y ahora temía haberla asustado. Arranco el coche y se fue a casa, le mandaría un mensaje para que supiera que había sido él y esperaría que Rebeca le pudiera perdonar este impulso.

Rebeca volvió a mirar la caja de reojo, imaginando que podía contener. No se movía, ni hacia tic tac, pero no se atrevía… Ethan se estaba vengando, estaba segura. Pero por muy mal que le cayera, no era cruel ni retorcido, así que dudaba de que la caja contuviera algún bicho muerto o algo así. Pasada una hora, la curiosidad pudo con ella y abrió la caja. Soltó un jadeo. Esto sí que no se lo había esperado… una rosa roja, de las más perfectas que había visto jamás, había sido colocada sobre ¿un conjunto de lencería? Con cuidado Rebeca puso la rosa en un vaso con agua, y saco el sujetador con el tanga a juego. ¡Era de Victoria’s Secret! ¿Pero como…? le encantaba esa marca, aunque no se lo podía permitir. ¿Cómo había sabido Ethan que…? Y en sus colores favoritos, negro y burdeos. El conjunto era seductor y sexy, y estaba tentada de ponérselo ahora mismo. Sin embargo, su vista se posó sobre el resto del contenido de la caja y no se lo pudo creer…

¡Asqueroso pervertido! ¿Quién te crees que soy para dejarme este tipo de cosas en la puerta? Maldito degenerado. ¡Debería denunciarte!
El mensaje de Rebeca le llego antes de que hubiera reunido el valor para confesarle la verdad. O pedirle disculpas. Así que si sabía que había sido él… no pudo reprimir la sonrisa. No se disculparía. Seguro que le había hecho sonrojarse. Se la podía imaginar bufando y mirando las cosas con curiosidad. Sabía que el conjunto le gustaría, se acordaba de que Susan y Marta le habían comprado alguno similar para un cumpleaños o algo y le había encantado. La rosa había sido un detalle tonto, como para suavizar el resto del contenido. El sex shop que había cerca de su casa tenia de todo… y no se había cortado. Solo esperaba que Rebeca fuera tan traviesa como se la había imaginado…

Rebeca estaba estupefacta. ¡Estaba sacando cosas de la caja que parecían sacados de sus sueños más escandalosos! Varios vibradores, bolas chinas, consoladores, esposas, lubricantes, gel de masajes... ¡Había de todo! ¿Pero cuanto se había gastado el pervertido de Ethan en estas cosas? Se mordió el labio, tenía que reconocer que tenía mucha curiosidad por probar todas estas cosas. Preferiblemente con el… Siempre había tenido una parte que ocultaba hasta de sus amigas, pensado que era rara. Leía novelas eróticas, tenía fantasías de las más extremas y jamás había disfrutado realmente haciéndolo. Siempre sentía que faltaba algo... Y aunque había investigado y curioseado por la red, jamás se había atrevido a comprarse nada así. Le daba mucha vergüenza. Se sintió tentada de probar varias cosas, pero se resistiría. Por mucho que le gustara, mañana le devolvería la caja entera a Ethan, con la rosa incluida. Un pensamiento le rondo la cabeza durante toda la noche. Si Ethan le había comprado todas esas cosas… igual era tan pervertido como ella… o más.

Al día siguiente, Ethan vio como una Rebeca furiosa entraba en la oficina, llevando la caja en brazos. Mike y James aún no habían llegado, así que esto iba a ser divertido. Entro en su oficina y soltó la caja encima de su mesa mientras lo miraba con los ojos entrecerrados.


- Maldito cerdo asqueroso.