Rebeca
tembló y se mordió el labio. Siempre había tenido fantasías que incluían sexo
anal, pero de ahí a hacerlo realidad... Ethan fue a devolver las cosas a la
caja, cuando sin pensarlo dijo,
- Sí. Vale. Está bien. Pero... ten cuidado, ¿vale?
Ethan se arrodillo delante del sofá y la beso con ternura.
- Si te duele o te sientes incomoda, solo tienes que decírmelo. Parare de
inmediato.
Asintió mientras observaba a Ethan echarse un poco de lubricante en los dedos.
Tembló de nuevo y Ethan debió notarlo.
- Relájate cariño. No te voy a hacer daño. Te gustara. Lo prometo.
Rebeca soltó un largo suspiro y abrió las piernas para darle mejor acceso. Sin
embargo Ethan negó con la cabeza.
- Date la vuelta, te quiero de rodillas.
Rebeca hizo lo que le pidió y se inclinó hacia delante, abriéndose por completo
a él.
Ethan se tragó un gemido. Rebeca estaba absolutamente perfecta de esa manera.
El culo en pompa, las bolas chinas llenándola... Tuvo que hacer un verdadero
esfuerzo para no follarsela en ese mismo momento. Aun no estaba del todo
preparada y le haría daño. El quería que ella disfrutara, que aprendiera a ser
ella misma, admitiendo que estas cosas le gustaban y que no tenía nada de lo
que avergonzarse.
Añadió un poco más de lubricante a sus dedos y con cuidado la penetro con uno
solo. Rebeca jadeo y se sacudió como intentando alejarse, pero el agarro su
cadera, manteniéndola en su sitio.
- Shhh, tranquila preciosa. No te resistas. Relájate.
Los músculos de su ano se contraían alrededor de su dedo, apretando con fuerza
ante la invasión. Con solo pensar que algún día podría ser su polla enterrada
ahí y no su dedo, se volvía loco. Después de un tiempo, parecía que Rebeca se
estaba acostumbrando, y lentamente comenzó a mover su dedo dentro de ella,
sacándolo y volviéndolo a meter. Cuando Rebeca comenzó a gemir de placer estuvo
seguro de que estaba lo suficientemente relajada y abierta para poder
introducir otro dedo más, repitiendo el proceso y haciendo que volviera a
jadear. Cuando, al cabo de un rato, introdujo otro dedo más, Rebeca gimió con
fuerza.
- Ethan... necesito...
- Tranquila cariño, yo sé lo que necesitas.
Le dio un suave mordisco en una nalga mientras con su mano libre cubría el
consolador con lubricante. Saco los dedos de su interior, viendo como los
músculos alrededor de su ano se contraían, abriéndose y cerrándose. Rebeca
gimió su nombre y con un fluido movimiento la penetro con el consolador.
Rebeca grito. Era demasiado. Sentía fuego, dolor... pero a la vez, también
sentía placer. Especialmente cuando Ethan comenzó a mover el consolador
lentamente. Podía sentir como sus músculos se contraían alrededor del juguete,
y eso combinado con la sensación de las bolas chinas, hacían que se sintiera
extrañamente llena. Pero necesitaba correrse, y pronto. Su cuerpo estaba al
límite, y lo que antes le había resultado incomodo, ahora la estaba volviendo
loca. Ethan le beso el hombro.
- ¿Estás bien?
Rebeca asintió por que no podía hablar.
- Bien. Porque no creo que pueda esperar a darte el masaje. Necesito saborearte
ahora mismo.
Genial el capi!!.... No me puedo aguantar a seguir leyendo...
ResponderEliminar