domingo, 4 de agosto de 2013

Tentando al Amor - Capítulo 1

Rebeca sonrió mientras entraba al bar con sus amigas Marta y Susan. Esta noche pensaba salir para celebrar que la habían contratado para el trabajo de sus sueños, y ya de paso para ligarse a un tío bueno que le aliviara un poquito. Llevaba demasiado tiempo sin sexo y ya era hora…

- Ugghh ¿y ese que hace aquí?
- Se buena, Rebeca. Es amigo de Mike. Y no es tan malo.
- ¿Qué no es tan malo? ¿Pero tú lo has visto? Tan prepotente, engreído, sabelotodo…
- ¿… y guapísimo?

Susan rio.

- No lo puedes negar. El hombre está bueno.
- Bueno, si a unos musculitos y una cara mona lo llamas estar bueno… a mi es que la belleza artificial no me va.

Llegaron a la mesa donde estaban sentados Mike, James y Ethan.
Uggghhh… Ethan Taylor.
A Rebeca no le gustaba nada el ex SEAL del ejército americano, pero lo toleraba mientras que no hablara con ella. Claro que el tipo encima la buscaba haciendo comentarios tontos.

- Hey Becky.
- Vete a la mierda E.T.
- Muy original nena, ¿crees que eres la primera que usa mis iniciales así?

La sonrisa ladeada que le dirigió realmente no debía parecerle sexy, ni debía excitarla. Maldito imbécil, nadie la llamaba Becky, ese no era su nombre. Idiota. Miro hacia otro lado.

- Hola Mike, hola James. ¿Qué tal todo en la base?
- Bien. Ya estamos libres para terminar los últimos detalles. A primeros de mes puedes empezar tu nuevo empleo.
- Ahhh ¡qué bien!

Se levantó y abrazo a Mike y luego a James, dándole un beso en la mejilla a cada uno.

- ¡Gracias guapos!
- Espera un momento ¿Esto de que va?

Ethan miro a sus amigos con los ojos entrecerrados.

- ¿No habréis… la habéis contratado?
- ¿Y a ti eso que te importa?
- Dado que es mi empresa, Becky… Mucho.
- ¿Cómo tu empresa? ¿Es de los tres no? ¿Mike?

La cara culpable de Mike hablo por si sola y Rebeca sintió como su sueño se desinflaba. Jamás podría trabajar con Ethan. Él nunca la contrataría y con lo mal que se llevaban, seguro que aunque lo hiciera, terminarían matándose.

- Necesito una copa.


Rebeca se levantó y se dirigió hacia la barra. Necesitaba pensar. Mike le había ofrecido un puesto en la empresa que habían montado entre los 3. O eso creía. Recién salidos del ejército, por varias razones y liberados de sus puestos en la base americana de Rota, hablaban bien el español y habían decidido montar una empresa de informática y diseño gráfico. A ella le encantaba eso y Mike, que la conocía desde hacía años, lo sabía y la había contratado. Ahora tendría que renunciar a su sueño y buscar otra cosa.

- Mike me dice que eres buena en lo que haces.
- Déjame en paz.

No se molestó en darse la vuelta pero sentía el calor de Ethan en su espalda.

- ¿Es cierto?
- ¿Y que más te da E.T? No vas a dejar que me contraten, quizás temas que sea mejor que tu…
- Sabes, alguien debería de callarte esa boquita que tienes. Te vas a meter en problemas.
- ¿Ah sí? ¿Y qué piensas hacer para callarme?

Lo miro brevemente por encima del hombro. La sonrisa sensual de sus labios carnosos prometía muchas travesuras en las que Rebeca no quería ni pensar. Ethan se le pego a la espalda y pudo notar la dureza de su erección. No pudo contener el jadeo, al sentirlo.

- Tú sigue hablándome así Becky, y lo averiguaras.

Ethan maldijo mientras volvía a su mesa. Esa pequeña descarada lo volvía loco. No sobreviviría nunca si tenía que trabajar con ella. Su erección palpitaba dolorosamente debajo de la cremallera de los vaqueros, mientras esperaba que Becky siguiera desafiándole, para que pudiera enseñarle exactamente como pensaba callarla. Eso le hizo sonreír. Se volvió a sentar con sus amigos.

- De acuerdo. La contratamos. Pero su jefe soy yo. No tu, Mike.
- Jamás aceptara Ethan.
- Si quiere el trabajo, esa es mi condición. Ella elige.

La observo mientras volvía a la mesa. Le hacía hervir la sangre. El guerrero que llevaba dentro vivía para los desafíos que ella le lanzaba y el hombre demandaba su sumisión. Tenerla delante de él de rodillas, con la boca alrededor de su…
Un vaso de agua helada cayó sobre su entrepierna, enfriando cualquier idea que hubiese estado teniendo. Rebeca lo miraba con una sonrisa triunfal.

- Parecías acalorado. Eso debería ayudarte.

Ethan no dijo nada. Pero la miro y le sonrió, mostrando su lado más letal. Un lado que Becky pronto llegaría a conocer.

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