sábado, 5 de abril de 2014

Confesiones de un admirador secreto - Capítulo 20


Sheena miró hacia la cama en estado de shock. Damian la estaba mirando a ella con completa adoración.
- Hola.
Siguió mirándola incluso cuando Jace mencionó que iría a buscar al médico.
- ¿Quieres un poco de agua?
- Por favor. 
Su voz sonaba totalmente ronca y seca por lo que rápidamente vertió un poco de agua en un vaso y le ayudó a beber con una pajita. Damian no le soltaba la mano y se quedó mirándola intensamente.
- Damian, yo…
Las palabras se atascaron en su garganta cuando el doctor entro en la habitación.
- Sr. Alessandri, por fin con nosotros. ¿Cómo se siente?
- He estado mejor.
- Sí, ha sido usted muy afortunado. Si no hubiera sido por esta jovencita, probablemente no estaría con nosotros en estos momentos. Tiene usted suerte de que ella nunca se separo de su lado.
El doctor Michaels le estaba revisando con cuidado, quitando un par de cosas que ya no necesitaba ahora que estaba despierto y aun así él no le quitaba ojo. Sentía mariposas por dentro y su corazón daba un salto cada vez que el parpadeaba.
Se mordió el labio con nerviosismo, esperando que el médico que acabara su examen.
- Todo parece estar bien. Voy a pedir unas pruebas para mañana, necesitará un TAC y algunas cuantas cosas más, y ya veremos a partir de ahí. Hasta entonces puede tomar un poco de agua, pero nada de alimentos sólidos por ahora. Simplemente trate de descansar un poco.
Damian asintió al el médico sin mirarlo, como si no le importara. El Doctor Michaels se fue con una gran sonrisa y Jace camino por algún lugar de la habitación mientras ella y Damian se miraban el uno al otro.
Se moría de ganas de hablar con él, preguntarle todas aquellas cosas que se acumulaban dentro de su cabeza, quería asegurarse de que estuviera bien... pero las palabras no salían de su boca. Jace se aclaró la garganta una vez, dos veces y de repente, Damian le soltó la mano y miró a su hermano.
- Ayúdame a Jace ¿quieres? Necesito una ducha.
- Uhm, sí, pero el doctor dijo que necesitas descansar, y estoy bastante seguro de que no debes mojarte la escayola.
- Tu hazlo Jace. Ahora.
El corazón de Sheena se rompió. El viejo Damian estaba de vuelta. El que era grosero y borde y ni la miraba. ¿Qué diablos le pasaba?
- Yo puedo ah... puedo ayudarte.
Damian la miró asqueado.
- ¡No!
Si la hubiese abofeteado, habría dolido menos.
Una palabra. Una simple palabra y ella se olvidó de todo lo que había leído en el diario. No podía ser cierto. Era un juego, un truco, un engaño. Algo.
Alguien que la amaba no la trataría así.
Se había quedado a su lado todo este tiempo, había perdido su trabajo y no le había importado, porque había estado con él. 
Porque había estado convencida de que cuando despertara, estarían juntos, el pasado olvidado.
Ella cogió el diario para leer una de las últimas páginas, una vez más. Aunque se la sabia de memoria.

14 de Septiembre 2012

El grupo se ha ido de vacaciones otra vez. Quiero quedarme aquí, pero Jace no me lo permite. Él está convencido de que esta vez será diferente, que será mejor. ¿No ha aprendido nada en este último año y medio? Yo no puedo estar cerca de Sheena y comportarme como un ser humano normal. Las cosas que me hace sentir no me lo permiten. Cuando estoy a su alrededor me convierto ese tímido chaval de 15 años que no tiene ni idea de las mujeres.
Debería darme por vencido.
Si no dejado de meter la pata en todo este tiempo, no va a pasar ahora. La oportunidad de verla de nuevo, sin embargo, es demasiado tentadora.
Es como una adicción. A pesar de que sé que la liare otra vez y haré el ridículo y sólo conseguiré que me odie más, tengo que ir. Tengo que verla.
Esperemos que Jace tenga razón y esta vez sí que sea  mejor.
Un hombre puede soñar...

Joder. Simplemente... joder. Acabo de llegar y lo primero que veo es a mi preciosa Sheena saliendo del lago con el bikini más pequeño que he visto jamás. Ella esta increíble.
Y no puedo tenerla.
Ella llegó a decir mi nombre, y yo simplemente pase junto a ella, ignorándola por completo. Luego completé mi metedura de pata siendo grosero con ella.
Un gran comienzo para una gran semana, estoy seguro.
Soy. Imbécil.

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