martes, 18 de febrero de 2014

Confesiones de un admirador secreto - Capítulo 15

- Vamos a traerlo de vuelta tan pronto como sea posible.
Ella asintió con la cabeza, algo preocupada por si algo le pudiera pasar si no estaba cerca de él, o tocándolo. Jace puso su brazo alrededor de ella con confianza.
- Estará bien. Venga, a desayunar.


El dolor era insoportable. Podía sentir las manos sobre él, tocándole, pero ninguna era de ella.
¿Dónde estaba?
¿Le había pasado algo?
¿Lo había dejado solo?
¿Todo había sido un sueño?
Aún estaba luchando por despertar, pero sin ella, si ella no estaba con él, la lucha simplemente no valía la pena.
- ¡Lo estamos perdiendo!
- ¿Cómo es esto posible? ¡Estaba estable hace un instante en la habitación!
- Rose, trae a la señorita Stewart aquí. ¡Ahora!
La señorita Stewart? ¿Sheena? ¿Estaba aquí, después de todo?


Sheena estaba feliz de ver a todos sus amigos en la sala de espera. Se había duchado y desayunado en tiempo record. Y ahora estaban a la espera de que los médicos terminaran las pruebas. Sus amigos estaban igual de preocupados por su estado, pero felices de ver que Damian estaba reaccionando a su presencia. Ella había dejado el diario dentro de un pequeño armario en el interior de la habitación de Damián, para que nadie le preguntara al respecto, aunque realmente tenía ganas de leer un poco más.
- Miss Stewart, ¿podría venir conmigo, por favor?
La cara de preocupación de la enfermera la hizo entrar en pánico, e inmediatamente la siguió.
- ¿Qué pasó? ¿Qué es lo que pasa?
Estaban corriendo por el pasillo.
- No estamos seguros. Esperamos que usted pueda ayudarnos a traerlo de vuelta.
- ¿Traerlo de vuelta?
Entraron en una habitación donde Damian se retorcía en la cama, su enorme cuerpo convulsionado incontrolablemente. Las máquinas se estaban volviendo locas a su alrededor y las enfermeras parecía que no tenían ni idea de lo que estaba sucediendo.
- ¡Damian! Damian cariño, soy yo. Estoy aquí.
En cuanto ella lo tocó las convulsiones se detuvieron y el pitido de las máquinas se detuvo, para volver a la normalidad.
Ella miró al doctor de manera acusadora.
- Ni una sola prueba sin mi presencia, ¿entendido? Ni una sola. Estaré presente en cada maldita prueba que tenga que hacerle. Si eso significa que tengo que subirme o meterme cualquier máquina de mierda para escanearlo o hacerle un TAC, que así sea. No voy a dejar su lado otra vez para que lo podáis matar!
- Sí, señora. Pido disculpas. Esto nunca ha sucedido antes. El vínculo hacia usted es extraordinario; es como... si sus vidas estuvieran unidas. Ninguna prueba se llevará a cabo sin su presencia. Se lo aseguro.
Ella asintió con la cabeza. El corazón le latía como loco: había estado tan preocupada, tan asustada cuando lo había visto. Sin palabras, la enfermera le dio una toalla húmeda y ella se encargó de secar cuidadosamente el sudor de la cara de Damian.
- Estoy aquí ahora, mi vida. Todo está bien. Estás bien.


Unas horas más tarde regresaron a la habitación después de que el médico hubiera completado unas cuantas pruebas. Jace caminaba de un lado a otro de la habitación.
- ¿Cómo está? ¿Qué cojones ha pasado?
- Él está bien señor Alessandri. Las pruebas muestran que él está fuera de la zona de peligro, siempre y cuando la señorita Stewart lo esté tocando. Nunca hemos visto nada como esto.
- Bien, ¿y qué va a pasar ahora? ¿Cuándo va a despertar?
- Eso depende de él. Recomiendo que ella se queda a su lado tanto como pueda, y es de esperar, ya que sus cuerpo se ira recuperando, que también lo hará su mente. Eso le ayudará a salir del coma. Vamos a seguir haciendo pruebas en los próximos días, para ver cómo progresa. Pero no puedo decirle nada más concreto.
- Gracias Dr. Michaels.
El médico salió de la habitación, dejando a Jace y Sheena con Damian.
- Entonces, ¿qué es lo que pasó Sheen?
- Él se asustó, eso es todo. Tiene que haber sabido, o sentido que yo no estaba allí. Deberías haberlo visto Jace, un minuto estaba temblando… y en cuanto lo toqué y comencé a hablar con él, inmediatamente se calmó. Reconoció que estaba allí.
- Joder…
- Sí, eso mismo. Incluso el médico y las enfermeras no tienen ni idea de cómo sucedió.
- Así que... ¿ahora qué?
- Ahora esperamos. Esperamos hasta que su cuerpo y su mente se den cuenta de que lo... que estoy esperando a que se despierte.
- ¿y qué pasa con tu trabajo? No puedes quedarte aquí para siempre, simplemente tocándolo. Tienes que volver el lunes, ¿no?
- Sí claro. Ni de coña. Yo no me voy de su lado. Jace, se dio cuenta de que no estaba con el después de 10 minutos, no estoy dispuesta a arriesgar el dejarlo solo durante 9 horas! Voy a pedir un permiso especial o algo y si no me lo conceden, pues al infierno con ellos. Ya encontrare otro trabajo.
- ¿Arriesgarías el perder tu trabajo por él? ¿Ese trabajo que te gusta tanto?
- Yo haría muchísimas más cosas por él, eso ya deberías de saberlo.
- Sí. Ah… estoy empezando a ver eso.
Ella asintió con la cabeza.
- Ahora vete a casa. El doctor dijo que necesita descansar. Él no puede hacer eso mientras estamos aquí charlando.
- Sí, señora.          
Él le sonrió.
- Volveré más tarde con un poco de comida, ¿vale?. Llámame si me necesitas.
- Por supuesto. Ahora vete.
Jace los dejó y ella se sentó, simplemente aguantando la mano de Damian y escuchando su respiración. Sus latidos sonaban fuertes, lo que era un alivio después de lo que había pasado antes. Se había asustado tanto…
Se levantó y le besó la mano antes de soltarla lentamente, mientras le hablo.
- Damian cielo, sólo voy a sacar algo de la taquilla. Estoy justo aquí, en esta habitación y no me voy a ninguna parte. Ves, estoy aquí contigo.
Ella siguió hablando con él mientras abría el armario y saco el diario. Volviendo a sentarse, se aferró a su mano y encontró una posición cómoda para poder seguir descubriendo más cosas sobre este hombre.


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