lunes, 27 de enero de 2014

Confesiones de un admirador secreto - Capítulo 10


Sheena llegó al hospital pocas horas después. Se las había arreglado para no sobrepasar el límite de velocidad pero había necesitado toda su concentración para poder llegar hasta aquí de una sola pieza. Pero en cuanto llegó a la unidad de cuidados intensivos y vio a todos sus amigos, las lágrimas comenzaron a correr por su rostro. Jace no estaba con ellos, pero las chicas la abrazaron con fuerza, pidiendo disculpas por lo sucedido.

- ¿Dónde está? ¿Dónde está Damian? ¿Y dónde está Jace?

A la vez que preguntaba, vio a Jace salir de una de las habitaciones con un médico. Se acercó a ellos corriendo, pillando solo las últimas palabras del doctor.

- ... no hay nada que podamos hacer por él ahora mismo. Tiene que salir de ese estado de coma por sí mismo. Todo lo que podemos hacer es esperar.

El médico asintió a todo el mundo y se fue. Sheena se acercó a los brazos abiertos de Jace y lloró.

- ¿Dónde está? Quiero verlo.
- Está aquí en esta habitación, pero no quiero que te asustes. Está muy mal, Sheena.
- No me importa. Por favor.

Jace asintió y tomó su mano. Juntos entraron en la sala de cuidados intensivos donde estaba Damian y Sheena tuvo que ponerse la mano delante de la boca para mantener su grito dentro. Estaba conectado a varias máquinas que emitían pitidos irritantes y tenía varios goteros en su brazo. Pero eso no era lo peor. Yacía tan inmóvil en la cama, cubierto de moretones negros y azules y vendajes por todas partes. Él realmente estaba mal. El sonido de su ritmo cardíaco sonaba demasiado lento para ser normal y Sheena no podía dejar de preguntarse si estaba así por fuera, cuáles serían los daños internos.

- Jace, ¿qué le pasó?

Ella se acercó a Damian y le tocó la mano con cuidado. Tenía tres dedos escayolados y los demás estaban llenos de arañazos.

- Un coche se estrelló contra el suyo.
- ¿Qué? ¿Cuándo?
- La noche después de que te fuiste. Habíamos estado llamando a hospitales y hoteles en los alrededores, pero no pudimos encontrarte. Así que él quería ir a buscarte el mismo. Le dije que estarías bien, que sabias cuidar de ti misma, pero... él estaba muy preocupado por ti. Traté de detenerlo, incluso le quite las llaves del coche, pero seguía insistiendo en que tenía que encontrarte, que tenía que decirte...
- Oh, Dios mío. Todo es mi culpa. Lo siento mucho Jace. Debería haber llamado antes, yo tendría que haberos dicho...

Una lágrima cayó en la mano de Damián y se secó las lágrimas como pudo. Por un segundo pareció como si el latido del corazón de Damian había sonado un poco más fuerte y latiera un poco más rápido, pero cuando ella retiró la mano, sonaba igual de lento y débil que antes. Jace la miró sorprendido.

- Hazlo de nuevo.
- ¿Hacer qué?
- Tocarlo. Igual que estabas haciendo.

Escucharon atentamente cuando ella lo hizo.

- ¿Has oído eso? Te reconoce.
- ¿A mí? ¿Por qué me iba a reconocer?
- No sé... simplemente lo hace. Puedo escucharlo en su corazón. Eres tu Sheena. Tú eres su razón de ser. Tiene sentido. Él luchará por su vida, ahora que estas tu aquí.

Sheena miró a Damián. Cómo deseaba que eso fuera verdad... Jace sabía tan bien como ella que Damian la odiaba. Pero el odio también era una pasión intensa. Y si eso hacía que se despertara… a ella le valía.

- Tengo que ir a decírselo al médico, quédate con él.
- ¡Espera! ¿Cómo sucedió el accidente?
- Iba conduciendo a casa y algún idiota trato de adelantar a un coche, no tenía suficiente espacio y parece que sus luces no funcionaban así que Damian no lo vio a tiempo. Esa es la teoría de la policía al menos.
- ¿El otro tipo...?
- Brazo roto, aparte de eso, ni un rasguño.
- Joder.
- Sí. Voy a hablar con el médico. Por lo general, sólo nos dejan verlo 1 hora al día, pero al ver su reacción a tu tacto...
- Yo me quedo. No me importa lo que diga el médico. Yo no me voy de su lado.

Jace sonrió y miró a su hermano.

- Bien... eso está muy bien.

Miró a Damian cuando Jace se fue. Estaba tan diferente ahora. El otro día había estado como siempre, pero ahora tan magullado por todas partes... deseaba poder volver atrás en el tiempo, no haberse ido, o al menos no haber apagado su móvil... Todo esto era culpa su culpa y le dolía verlo así. Si él no hubiera ido a buscarla, si no hubiese ido tras ella, jamás hubiera tenido el accidente y no estaría metido en esta cama de hospital, tan gravemente herido. Las lágrimas empezaron a caer por su cara de nuevo cuando la culpa la consumió.

- Hey, no llores.

Jace había regresado y estaba de pie a su lado.

- Va a salir de esta, peque. Contigo a su lado, lo logrará.

- Eso espero Jace. Realmente espero que sea así.

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