sábado, 20 de julio de 2013

Un amor inolvidable - Capítulo 27


La noche de la fiesta estaban nerviosos, aunque cada uno por sus propios motivos. Ella no sabía si los compañeros de Dani la aceptarían. Y él temía ser humillado por ella delante de sus compañeros y amigos.

Quedaba claro que a ninguno de los dos les gustaban las fiestas, pero había que ir y Silvia se arregló a consciencia. Quería estar elegante y encantadora, merecedora de un hombre como Daniel. El vestido era negro y largo, y un elegante bordado plateado le daba unos toques elegantes. Llevaba un pronunciado escote y espero que a Dani lo le molestara, Bajo a la sala donde Dani la estaba esperando y recibió una mirada aprobadora.

Llegaron a la fiesta, donde Dani la introdujo a todos los compañeros que había tenido. Algunos habían acudido con sus esposas, así que no estaba completamente sola entre tantos hombres. Después de unas horas, ya conocía a algunas, y estaba hablando con ellas cuando vio a una mujer que no parecía pareja de nadie, seguramente una compañera de trabajo. Pero cuando esta fijo la mirada en Dani, y comenzó andar hacia él con un sensual movimiento de caderas y una sonrisa calculadora, Silvia aguanto la respiración. Lo miraba como si lo conociera muy bien, y quisiera volver a conocerlo un poquito más.

No podía oír de lo que hablaban pero Dani la saludo efusivamente, como un amigo más. La mujer estaba jugueteando con su corbata y el no hacía nada para pararla, ni siquiera busco a Silvia con la mirada, como había hecho con otros compañeros, para presentárselos.

- Es Gisela - le dijo una de las mujeres que tenía a su lado – y si, es tan zorra como parece.

Silvia miro a la mujer

- Pues ese es mi hombre, y ni esa ni nadie me lo va a quitar.

Sentía la adrenalina y la rabia que la consumían y lo único que pensaba era separar a su hombre de esa mujer, aunque fuera por los pelos. Respiro hondo y decidió cambiar de estrategia, en vez de comportarse como una loca celosa, iría como una mujer amante de su marido. Solo esperaba que a Dani le interesara más su mujer que una cualquiera.

- Hola cariño.

Silvia se acercó y se metió entre él y Gisela. Le dio un beso en la mejilla mientras le paso una uña por los labios.

- ¿Le queda mucho a la fiesta?

Dani estaba sorprendido, pero no lo mostro.

- Bueno, no sé. Déjame presentarte a…

Silvia se apretó más contra él y comenzó a darle suaves besos en la mandíbula.

- Anda vámonos. Te necesito dentro de mí.

El susurro erótico de su mujer lo puso duro inmediatamente. Silvia le sonrió sabiendo exactamente lo que sus palabras habían conseguido. Claro que también lo podía sentir de lo apretada que estaba contra él.

Gisela los observaba con una mueca de fastidio, claramente había escuchado lo que Silvia había dicho. Sin embargo todavía parecía pensar que podría meterse en su cama, a pesar de que él le había dejado muy claro que solo había una mujer en su vida y no era ella.

Silvia lo miraba mordiéndose el labio inferior mientras sutilmente arqueaba sus caderas contra las suyas. Dani tuvo que morderse el labio para no gemir.

- Vamos.

Su voz estaba ronca y antes de que pudiera despedirse de Gisela, Silvia lo arrastro con ella para despedirse de los demás. Dani vio su cara de triunfo cuando miro sobre su hombro hacia la otra mujer y le dirigió un triunfante adiós con la mano.

La actitud de Silvia cambio completamente cuando salieron de la fiesta y se metieron en el coche, volviéndose fría y distante. Cruzo los brazos y ya no había ni rastro de la mujer sensual que unos momentos atrás lo había seducido tan hábilmente delante de otra mujer.

- ¿Se puede saber a qué venía eso?

Silencio.

- ¿A qué juegas Silvia?
- ¿Yo? A nada. Sin embargo tú deberías intentar ser un poco más discreto con esa amante tuya. Estabais dando un espectáculo.

Dani sonrió en la oscuridad del coche. ¿Celos? ¿Todo esto porque estaba celosa? Decidió no decir nada, tenía que llegar al piso para demostrarle lo que le había dicho a Gisela, que solo había una mujer en su vida.

No le dio oportunidad, cuando el abrió la puerta del piso se encerró en la habitación de invitados y ahí se quedó. Por mucho que el intentara abrir la puerta o llamarla, no sirvió de nada. Se pasó las manos por el pelo, frustrado, y no solo porque su cuerpo no había obtenido lo que se le había prometido, sino por toda la situación con Silvia. Ella se enfadaba por todo lo que él hacía, y él se enfadaba con todo lo que hacia ella. Era una situación imposible de solucionar, así que Dani decidió que tendría que olvidarse de Silvia y hacer como había planeado desde un principio; una vez que estuvieran casados, no volver a tocarla nunca más.

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