miércoles, 20 de noviembre de 2013

Mucho mas que amigos - Capítulo 36

Carlos no podía mas, estaba a punto de estallar.
Sandra era tan receptiva… respondía a el de manera tan natural… Le seguía el ritmo completamente y pocas mujeres habían sido capaces de eso.

- Carlos, por favor…

Sonrió.
La estaba torturando, volviéndola loca de placer. Paso su polla por su empapada vagina, una y otra vez, sin penetrarla, sabiendo que eso no sería suficiente y solo la haría desear mas.

- Te necesito dentro de mí, Carloooooos…

La desesperación de Sandra era evidente en su voz y a Carlos le excitaba verla así.
Sumisa.
Suplicante.
Y completamente a su merced.

- ¿Has aprendido la lección, peque?

Seguía sus movimientos, lubricando su erección con su humedad, mientras Sandra asentía a la vez que gimoteaba.

- Sisisisi!
- ¿Volverás a tocarte sin mi permiso?
- Nononono.
- ¿Sigues tomando la píldora?
- Siiiii, Carlos!


Le dio un azote a la vez que la penetraba con fuerza, haciendo que ella gritara ante la inesperada invasión.
La sensación era increíble. Aun tenía la joya anal en su interior, haciendo que estuviera muy apretada. Dos fuertes embestidas después, Sandra se deshizo en un intenso orgasmo.
Carlos agarro sus caderas con fuerza y embistió una y otra vez hasta que se corrió con fuerza dentro de ella, soltando un fuerte gruñido.

Ambos se desplomaron sobre la cama, agotados y con la respiración entrecortada. Carlos tuvo cuidado de no aplastarla con su peso y la beso con ternura en la sien.

- ¿Estás bien?
- Mmmm, mejor que bien.

Sonrió y se levanto con cuidado, haciéndola gemir cuando salió de su interior. Con cuidado, le saco también el juguete.

- Ahh, diosssss.

Le mordisqueó un cachete de manera juguetona y fue hacia el cuarto de baño dejando los juguetes para limpiarlos más tarde. Cogió un paño húmedo para Sandra y volvió al dormitorio. Sandra no se había movido y tenía los ojos cerrados. La limpio con delicadeza y se metió con ella en la cama, tapándoles a los dos. Ella se acurruco en sus brazos.

- Mmmm, ¿podemos hacer eso otra vez?
- Siempre que quieras, vida mía.

Le beso el hombro.

- Te quiero Carlos.

Y con esas palabras, se quedo profundamente dormida.

1 comentario: