Sandra leyó y releyó la carta. Aun lo estaba
haciendo cuando Laura llego a la oficina, media hora después. Una mirada a su
amiga y esta fue hacia su lado, preocupada.
- Sandra cariño, ¿qué te pasa?
Sin palabras, ya que tenía la garganta seca, le dio
la carta. Laura la leyó rápidamente.
- Bueno, que yo sepa no tenía ningún viaje de
negocios preparado así que, ¿porque no me cuentas que paso el viernes,
exactamente?
Sandra se lo contó todo. Se alegraba de tener una
amiga en la que poder confiar, en poco tiempo, se habían hecho muy amigas. Noto
la expresión de dolor cuando le contó el papel de Rafa en todo esto.
- No lo quiero a él, Laura. No me di cuenta hasta el
viernes, pero nunca se trató de él. Y ahora… no sé cómo recuperar a Carlos.
- ¿Por qué no le escribes un email? De todas formas
tienes que estar en contacto con él para confirmarle que has hecho tus tareas.
Y como está trabajando, los leerá así que le puedes mandar uno diciéndole cómo
te sientes, y a ver que te dice.
Sandra lo pensó un momento, tenía sentido, aunque la
verdad era que necesitaba saber lo que sentía Carlos antes de abrirle su
corazón y confesarle todo lo que sentía por él.
- ¡Laura!
Su amiga puso los ojos en blanco al escuchar la voz
de Rafa.
- El jefe me reclama. ¿Estarás bien?
- Si, gracias por escucharme.
Laura le sonrió.
- Si necesitas algo, déjame saber.
- Lo hare.
Necesitaba a su Carlos, pero dudaba que Laura la
pudiera ayudar en eso…
Pobre Sandra.... Que suerte que por lo menos tiene alguien con quien contar!!
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