Carlos escucho su voz desde su despacho y se
estremeció.
Cerró los ojos con fuerza.
La necesitaba.
La echaba de menos.
Pero no se podía permitir el lujo de verla. Al menos
por el momento. Joder, si estaba duro solo de oír su voz.
Y ella estaba enamorada de su hermano, no podía
olvidarse de ello.
Apretó la mandíbula. No podía deja de repasar
aquella noche con ella… los orgasmos que le había dado… y ese cajón lleno de
juguetitos…
Se froto la cara con las manos. Tenía que dejar de
pensar esas cosas porque se iba a volver loco. Apretó un botón en la mesa
- Laura, tráeme un Expresso por favor.
La verdad era que no se había esperado ese lado de
Sandra, pero le gustaba, le gustaba mucho. Y si antes se creía enamorado,
ahora, estaba perdido. Era la mujer perfecta para él, en todos los sentidos.
Pero ella quería a su hermano, lo había usado porque se parecían físicamente, pero
ella no lo quería a él. No de esa manera. Ella lo quería como amigo, y aunque
eso lo podía respetar, dolía un huevo.
Por ello había obligado a Rafa a cambiar de
secretaria. Para no tener que tratar con ella directamente.
Volvió la vista al ordenador, necesitaba ponerse al
día después de una semana fuera. Sabía que poner a Sandra a trabajar al lado de
Rafa solo haría que terminaran juntos en la cama pero…
- ¿Se puede saber por qué coño ya no soy tu
secretaria?
*-*-*
Sandra estaba furiosa.
Rafa aún no había llegado
así que se había sentado en la mesa antigua de Laura a esperarlo. Hizo como que
empezaba a trabajar, disimulando, y aprovecho cuando Laura se levantó para
ausentarse de su mesa.
Ahora estaba en la
oficina de Carlos, que la miraba con indiferencia.
- Creí haberle dicho a
Laura que no te dejara pasar.
- ¿Qué coño te pasa
Carlos?
- Nada.
- ¿En serio vas a pasar
de mí? ¿Vas a decirme que esa noche no significo nada para ti?
- No sé de qué me hablas.
- ¿Que no sabes…? ¡Pero
serás imbécil!
- Se está tomando muchas
libertades conmigo señorita. Debería recordar que soy su jefe. Y que aun esta
de prueba en esta empresa.
Sandra bufo.
- Y que vas a hacer,
¿echarme?
Laura entro justo en ese
momento con un café.
- ¡Sandra! ¡Te pedí que
no entraras!
- Lo siento Laura pero
necesito hablar con él.
El silencio se hizo
incomodo hasta que Carlos asintió y Laura se marchó, dejando el café sobre la
mesa y cerrando la puerta al salir, dándoles intimidad.
Carlos se quedó
mirándola, sin decir nada y la intensidad de esa mirada le causo escalofríos.
Ella insistió.
- ¿Y bien?
- ¿Y bien, que, señorita?
- Uy Carlos… ¿Me vas a
decir porque no me has respondido a las llamadas, porque te fuiste de mi casa
después de hacerme el am… lo que me hiciste?
- Te vas a ganar unos azotes
como sigas así.
Sandra arqueo una ceja.
De jefe borde, a dominante sexy en menos de un minuto. Su tanga se había
empapado de inmediato al oír esas palabras. Necesitaba cabrearlo más,
Necesitaba hacerle perder el control.
Sacarle ese lado
dominante que a ella le gustaba tanto.
- ¿Ah sí? ¿Y me dolerá?
¿O vas a hacer que me guste?
Carlos gruño pero no dijo
nada.
- ¿Me vas a dejar el culo
tan colorado como la última vez?
Sandra se mordió el labio
y se inclinó hacia delante en su mesa, sonriendo triunfal al ver la vista de
Carlos bajar a su escote.
Eso!!!!..... Vamos!!, toma al toro por las astas!!!
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