Carlos estaba borracho. Lo sabía, y era patético.
Aun así, pidió otra copa en el bar del hotel donde
se alojaba.
Imágenes de la noche que había pasado con Sandra lo
atormentaban y ni el alcohol ni la distancia hacían nada para remediarlo.
Sonó su nuevo móvil y por un instante la esperanza
de que fuera ella, lo abrumo, hasta que se acordó que solo su hermano tenía
este número.
- ¿Qué?
- Hola hermanito, ¿Qué tal tu viaje de negocios?
- ¿Qué quieres Rafa?
- Tu chica está destrozada. ¿Me vas a decir que paso
entre ustedes?
- No es mi chica. Y no, no te voy a contar nada.
- ¿Estas borracho?
La incredulidad en la voz de su hermano, era
evidente.
- Sip. Jodida-y absolutamente trompa.
- ¿Que paso Carlos?
El tono de Rafa se suavizo.
- Venga ya, sabes que me lo puedes contar. ¿Crees
que no me he dado cuenta de lo que sientes por ella desde hace años?
- ¿Qué? No… no sabes nada.
- Madre mía Carlos, parece que el alcohol ha
absorbido tu inteligencia. ¿Pero por qué crees que le pedí salir para luego
dejarla plantada, el viernes?
- Yo… No sé.
- Sabía que Sandra iría corriendo a tus brazos. Y
así fue, ¿o no?
Carlos se pasó una mano por la cara.
- Sí.
Se aclaró la garganta.
- Si, me llamó.
- ¿Y…?
- Y nada. No es asunto tuyo.
- Vamos cuenta. ¿Qué paso – te rechazo? Por eso
estas así?
- No.
Su voz se apagó.
- No me rechazo Rafa. Más bien todo lo contrario.
- ¿Te acostaste con ella entonces?
- Sí.
- ¿Y…?
- Y nada.
- ¿Nada? Por eso tu estas borracho al otro lado del
mundo y ella está aquí que parece un zombi. Hermanito… empieza a hablar anda.
Y así, a regañadientes, Carlos se lo conto todo.
OOhhhh!!!! ¿Cómo que al otro lado del mundo?....
ResponderEliminar