Silvia levanto
la última caja y observo las cosas que contenía con cariño. Había tantos
recuerdos en un espacio tan pequeño, flores secas, notas de amor, e incluso los
pequeños regalitos que él le había dado durante su profunda amistad, que
termino hacía más de 6 años. Tantos recuerdos le venían a la mente al ver todas
estas cosas, que suspiro. Nunca supo decir exactamente porque guardo esos
pequeños detalles, especialmente después de haberlo tratado tan mal, pero
simplemente no se podía deshacer de ellos. Incluso ahora que se mudaba a su
propia casa, ya sabía que guardaría estas cosas en un rincón especial.
Metió la
caja en su coche y volvió dentro de la casa para despedirse de sus padres.
- Mama,
tranquilízate vale, tampoco me voy a vivir al otro lado del mundo.
- Ya lo sé
hija, pero ya perdimos a Daniel hace unos años, y no quiero perderte a ti
también.
Escuchar
el nombre del chico en el que llevaba pensando todo el día, le causo escalofríos.
- No me
vais a perder mama, ni a Dani lo habéis perdido. Tú misma dices que siempre os
visita cuando yo estoy de vacaciones, así que no digas tonterías.
-Venga
hija, vete a tu casa y cuando lo tengas organizado todo, nos invitas a comer.
Su padre
siempre intervenía en cuanto su madre se lamentaba de haber ´perdido´ a Dani.
El sabia la verdad y no dejaba que se hablara de su hijo prodigo, de ninguna de
las maneras.
Después
de dar unos besos más, Silvia se montó en el coche y recorrió los 30 km que
separaban su nueva casa de la casa de sus padres, donde había vivido tanto, y
donde conoció a Dani, el protegido de su padre. Silvia sonrío cuando pensó en
la primera vez que su padre trajo a Dani a su casa. Un chico de tan solo 11
años, muy tímido, que acababa de perder a sus padres. Marco, el padre de Dani,
había sido como un hermano de su padre, y por tanto había pedido que fuera su
padrino, y cuidara de él si alguna vez le pasaba algo. El accidente de tráfico
sorprendió a todos, pero gracias a Dios Dani estaba en casa de un amigo cuando
paso, y sus padres se encargaron de cuidar de él, trayéndolo a la familia como
si fuera uno más...
-¿Pero
porque se tiene que quedar aquí papa? - con solo 6 añitos Silvia no entendía
porque ese niño ahora pasaba tanto tiempo en su casa con su padre, y como es
normal en cada niño, lo preguntaba todo.
-Bueno,
hija, el ya no tiene a sus papas, así que nosotros tenemos que cuidar de el ¿vale?
¿Vas a ayudar a papa y a mama a cuidar de tu nuevo amigo?
Silvia
recordaba haber asentido vigorosamente y en los días que siguieron, los dos
peques de la casa se hicieron muy amigos, pese a la diferencia de edad. Aun a día
de hoy Silvia no estaba segura porque un chico de once años dejaba que una niña
de 6 lo persiguiera a todos lados y que le respondiera a todas las cosas a las
que un chico de esa edad podía responder.
Dani se convirtió
en su mejor amigo, casi como un hermano, aunque no del todo. Ahora que lo
pensaba, su padre nunca se había referido a Dani como si fuera su hermano, o algún
tipo de familiar - casi como si quisiera dejar claro que no era familia. - que
tontería - pensó Silvia, - Dani siempre ha sido parte de la familia-
; sin embargo su padre nunca lo menciono, aunque siempre se lo demostró.
Los
padres de Silvia habían criado a Dani como si fuera su hijo, y siempre lo
animaban y regañaban igual que a Silvia. Vivian en un precioso chalet en las
afueras de Madrid, y sus padres todavía seguían viviendo en el mismo lugar.
Aunque económicamente les iba mejor que bien, su madre era la que se encargaba
de todo en la casa, negándose a contratar ayuda. Por ello, tanto Silvia como
Dani habían aprendido desde pequeños a recoger lo que ponían por medio y
limpiar lo que ensuciaban. Silvia admiraba esa actitud de su madre y le
encantaba ayudarla a cocinar. Su madre siempre le enseñaba a preparar los
mejores platos, pero mirando atrás, siempre insistía mas cuando se trataba de
una comida que le gustaba especialmente a Dani.
Seguía
pensando en Dani cuando llego a su casa, mientras guardaba las cosas que
estaban en la caja en un pequeño baúl, que había comprado pensando en guardar y
proteger sus recuerdos. No entendía porque últimamente Dani estaba siempre en
sus pensamientos, especialmente porque hacía 6 años que no le veía. Cuando
pensaba en la actitud de sus padres con los dos, casi se podía decir que
esperaban verlos juntos algún día, aunque si ese era el caso, su plan había
fracasado estrepitosamente.
Sabía
que Dani visitaba a sus padres regularmente, aunque siempre la evitaba a ella. Solía
ir cuando ella estaba de vacaciones, o fuera de la cuidad por motivos de
trabajo y aunque el afirmaba que aquella noche no paso nada, Silvia sabia que
le había hecho daño; la pregunta ahora era, que podía hacer ella para hacerle
olvidar aquel dolor...
Ooohhh pobre me da penita saber del sufrimiento de ella, ahora, me pregunto ¿que le habrá echo para sentirse así de culpable?
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