sábado, 29 de junio de 2013

Un amor inolvidable - Capítulo 15


Silvia no podía respirar. La voz de Dani era fría y distante, y su mensaje claro.

- De que hablas Dani?
- Venga ya Silvia. No te hagas la tonta ¿vale? Conmigo no.

¿Silvia? ¿Qué había pasado con Campanilla? ¿Qué demonios le pasaba a Dani?

Dani estaba apoyado en la mesa de escritorio, con los brazos cruzados y mirándola fijamente.

- No sé de qué me estás hablando.

Silvia verdaderamente no sabía lo que le pasaba a Dani. Para ella había sido maravilloso, y no lo podía disfrutar porque Dani estaba diciendo tonterías.

- Silvia…

Dani respiro profundamente

- Sé que me has engañado vale. Así que deja de hacerte la tonta y dime la fecha en la que quieres hacer esto.

Silvia se quedó sin palabras.

- ¿Engañado? ¿De qué demonios estás hablando?

Dani parecía a punto de estallar

- Está bien, ¿quieres jugar a esto? Pues juguemos.

Se acerco a ella, tan cerca que sus alientos se mezclaban

- Has conseguido lo que querías y nos vamos a casar. Elige la fecha, los invitados y el vestido, que yo me encargo de lo demás.

A Silvia se le saltaron las lágrimas.

- Dani, me estas asustando. No sé qué te pasa y lo que estás diciendo no tiene ningún sentido.

Daniel tuvo que mirar hacia otro lado, para no ver el brillo de sus ojos.

- Me da igual lo que digas. Tú me has obligado a esto así que nos vamos a casar lo antes posible. Mañana hablare con tus padres.

 

Los sollozos se hicieron más fuertes y Silvia parecía realmente confusa. Daniel no podía verla así, se le partía el corazón. Pero no podía sucumbir, era muy buena actriz eso lo tenía que reconocer. Pero nadie le volvería a engañar. Se casaría con ella, porque su honor y el respeto que sentía hacia sus padres, no le dejaban otra opción. Pero una vez casados, no volvería a tocarla. No quería saber nada más de ella. Jamás hubiera pensado que su campanilla fuera capaz de semejante engaño, solo para volver a humillarlo. No sabía porque lo odiaba tanto, pero estaba claro que así era.

No podía soportarlo más, así que cogió el resto de su ropa del suelo y se metió en el baño para darse una ducha. Cuando entro tuvo que respirar hondo, cosa que no le ayudo puesto que el olor del gel de baño de Silvia todavía flotaba en el aire. Eres un idiota, ¿cómo has podido caer así? Sabes que solo va a volver a romperte el corazón idiota. ¡Idiota! Dejo que el agua fría le helara los huesos, y solo cuando ya no podía sentir nada, salió y se vistió. Cuando salió, vio que Silvia había estado preparando su bolsa de viaje, pero en ese momento estaba sonrojada y miraba con preocupación algo que había en la sabana, que él no podía ver desde la puerta de cuarto de baño.

 

Ella levanto la mirada hacia él y se mordió el labio.

- Está…la he…está manchada.

Dani se acerco. Efectivamente había una pequeña mancha de sangre en la sabana, como evidencia de lo que había pasado allí. Daniel señalo la bolsa.

- ¿Piensas ir a alguna parte?
- Si, me voy a casa.
- Ni lo pienses. Te vienes conmigo.

Silvia soltó un bufido.

- Si claro, como si fuera a obedecerte así sin más. ¿Estás loco?

Ya empezamos, pensó, solo han pasado unas horas y ya me está rechazando.

- Silvia…

Su voz sonaba amenazante, hasta para él.

- No me obligues a hacer algo de lo que me pueda arrepentir.
- ¿Amenazas Dani? ¿En serio?

Se acercó a él.

- ¿Y qué vas hacer? ¿Pegarme?
- No. Sabes que jamás haría eso. Pero si que puedo llamar a tu padre. A ver qué piensa el de todo esto.
- No te atreverías.
- Ponme a prueba.

 

Podía ver como Silvia apretaba las mandíbulas fuertemente, y las aletas de la nariz no paraban de moverse. Daniel no sabía si podría contenerse mucho más. Quería besarla porque estaba adorable así tan enfadada y más sexy que nunca.

- Vamos.

Cogió la bolsa de Silvia y miro alrededor para asegurarse de que no se quedaba nada atrás. Dani se encargo de registrar la salida del Hotel y juntos fueron hacia su coche. El corto camino hacia el apartamento de Daniel lo hicieron en silencio y cuando por fin llegaron, Silvia noto que estaba hambrienta. Exhausta y hambrienta. Su estomago la delato porque Daniel se apresuro en abrir la puerta para dejarla pasar.

- Entra, ahora mismo preparo algo de cenar.
- Son las 3 de la mañana Dani, no te preocupes.

Se encogió de hombros,

- Tengo hambre y tú también, así que preparare algo rápido. Date un paseo por el piso si quieres, no es muy grande, pero…

Se calló, cuando se dio cuenta de que estaba hablando demasiado. 

- Te avisare cuando este lista la comida.

Silvia asintió y se dispuso a recorrer el piso que llevaba meses deseando ver.

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