- Vaya hermanito, que sorpresa encontrarte aquí, y con
semejante belleza a tu lado.
Rafael Márquez la recorrió con la mirada y se detuvo
un momento en el generoso escote antes de mirarla a los ojos. Sandra sentía que
la cara le ardía y agradeció que la iluminación del restaurante fuera más bien
oscura. Rafa le cogió la mano y le dio un leve beso en el dorso.
- Encantado, preciosa.
Sandra se enfureció, aunque no lo demostró.
Como
que ‘encantado’, ¡me conoces desde hace años!
El grito se le quedó atascado en la garganta, y en vez
de recordarle de que se conocían, le sonrió tontamente detestando ser tan
sensible a las atenciones que le dedicaba el hombre de sus sueños. Rafa siempre
le había gustado, algo que era un tanto extraño ya que como gemelos que eran,
Carlos y Rafa eran físicamente idénticos; altos, cuerpos musculosos y unos ojos
preciosos en los que poder perderse. Los de Carlos eran ligeramente más
azulados que los de Rafa, que los tenía más bien turquesas, pero daba igual del
color que fueran, ella se derretía igualmente. Eran iguales, y sin embargo a la
vez, eran completamente distintos. Rafael era mucho más seguro de sí mismo, más
arrogante, mas engreído, mientras que Carlos… bueno era simplemente Carlos.
- ¿Que te trae por aquí Rafa?
Carlos intento disimular los celos que lo estaban
consumiendo desde que escucho la voz de su hermano. Este tardo un momento en
dirigir su mirada desde Sandra hacia su hermano, que lo seguía mirando
embobada.
- Bueno, ya sabes, disfrutar un poco de la noche-
dijo, a la vez que señalaba con la cabeza una mesa con dos rubias
despampanantes, que estaban claramente esperando el regreso de Rafael.
- Siempre tan ocupado, no sé cómo lo haces. ¿Es que no
te conformas con una sola?
La carcajada de Rafa atrajo varias miradas curiosas.
- ¿Para qué quedarme con una sola, si puedo tener
todas las que quiera y más?
Mientras decía esto miro a Sandra y le guiño un ojo.
Una punzada de celos la atravesó, pero recupero la compostura inmediatamente,
sonriéndole de la manera más seductora que pudo.
- Bueno, os dejo disfrutar de la velada. Ya que yo
tengo esa misma intención. Nos vemos el lunes en la oficina hermanito.
Y con eso Rafa se dirigió hacia la mesa de las rubias.
La mención de la oficina la devolvió de golpe a la
realidad. Carlos la miraba intensamente y si no lo conociera mejor, parecía que
hasta con un brillo de celos en los ojos. Decidió ignorarlo y volver a lo que
la tenía tan preocupada.
- Necesito un trabajo Carlos.
Nada de ‘cariño’ esta vez.
- Si, eso acabas de decir.
- Sigue siendo verdad.
- ¿Por qué?
La verdad es muy desafortunado el pobre!!!.... Ser gemelo idéntico y que ella este atraída por el hermano... Menos mal que ya puedo leer lo que sigue porque sino ahora estaría trepando las paredes.
ResponderEliminar